
El hombre que cree, que tiene fe, podrá estar ocupándose de muchas cosas, pero nunca debe preocuparse. Ocuparse si, preocuparse no.
El santo no es el que hace todo perfecto, sino el que siempre se rinde momento a momento a la voluntad de Dios.
La desgracia no está en sufrir, en tener necesidades y dificultades la desgracia consiste en hacer el mal.
Dios no turba