Dios dador de paz: arranca de nosotros y nosotras la desconfianza y danos el deseo de reconciliación y servicio. Rodéanos de tu amor, a fin de que podamos llegar a ser signos visibles de tu amor en la hospitalidad y solidaridad con el extranjero/extranjera que vive entre nosotros/nosotras. Líbranos del racismo y de la tentación de construir muros de segregación, y justificar nuestros prejuicios. Ablanda