Una noche en un gran auditorio esta persona comenzó a recitar el Salmo 23. Cuando terminó la
gente se puso de pie y eufórica le aplaudía por su gran capacidad y
talento. De repente, pudo percibir que entre la audiencia se encontraba
el pastor de la iglesia a la cual asistía. Asi que, de inmediato le
invitó a estar a su lado. Le pidió que dijera unas palabras al público.
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