Red de liturgia

PRIMERA LECTURA: Juan 13: 1-14

Sugerencia: que con antelación se elijan 3 personas para que una haga las veces de Jesús, otra de Pedro y otra sea el Relator.

OTRA VOZ: Hermanas y hermanos, el Señor está de rodillas. En este Jueves Santo traemos a nuestra memoria la escena inaudita protagonizada por Aquel que siendo Rey se hizo siervo. El pasaje que acabamos de escuchar se continúa en el versículo 15 en el cual Jesús dice: “Yo les he dado un ejemplo para que ustedes hagan lo mismo”. ¿Se dan cuenta de todo lo que eso significa? Si nos ponemos espiritualmente delante del Jesús arrodillado a los pies de los discípulos ¿podremos mantenernos erguidos? Si Él que es el Maestro y Señor está de rodillas: ¿podremos nosotros permanecer de pie? ¿Es posible acaso sostener nuestras disputas, alimentar nuestros enfrentamientos, ahondar las heridas del otro, sólo para mostrarnos fuertes y dueños de la situación?

Es Jueves Santo y el Señor está de rodillas dándonos ejemplo. Depongamos enojos y rencillas y dejemos atrás cuentas pendientes pues, qué sería de nosotros si Él decidiera cobrarnos nuestras deudas.

¡Gloria sea al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el Principio es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos! Amén.

ORAMOS: Señor Todopoderoso, purifica nuestras mentes de todo pensamiento vano. Prepáranos para adorarte aceptablemente en este culto tan especial. Ayúdanos a poner nuestros afectos, al decir de Pablo, “en las cosas de arriba” y danos gracia para recibir tu Palabra con corazones honestos dispuestos a ser transformados por Ti. Por Jesucristo, tu Hijo amado, nuestro Salvador, te lo pedimos. Amén.

CANTO: Se sugiere: Sopla fuerte, Espíritu Divino ( Simeone -Vivares)

LECTURA ANTIFONAL del Salmo 116

INVITACIÓN A LA ORACIÓN : Dice el salmista “La muerte me enredó en sus lazos”, vers. 3. ¡Qué tema éste, el de nosotros y la muerte! La propuesta es que fijemos nuestra oración no en cualquier “muerte” sino en la muerte que le acercamos a la vida de los otros, puntualmente, sutilmente, diariamente. Hablo de esas pequeñas muertes cotidianas propias del decir y del hacer tan humanos que nos definen. Que nuestra oración personal de confesión en este día tan sagrado, sea aquella por la cual pidamos perdón a Dios por la veces en que nuestras palabras y silencios, nuestros gestos y acciones, fueron una lamentable apuesta a la muerte del otro, hiriéndolo, dejándolo de amar.

ORACIÓN PERSONAL EN SILENCIO Y LUEGO:

Pastor/a: Querido Cristo, te pedimos perdón por todo lo que te ha causado pena ver en nosotros. Si hemos recargado el trabajo de los demás en lugar de hacérselo más liviano, a Ti te decimos.

Congregación: Perdónanos Señor.

Pastor/a: Si desanimamos a otros en vez de alentarlos si nuestra presencia los ha deprimido en vez de aportar a su felicidad, a Ti te decimos:

Congregación: Perdónanos Señor.

Pastor/a: Si hemos estado malhumorados y quejosos, rápidos para criticar errores y difíciles en la convivencia, a Ti te decimos.

Congregación: Perdónanos Señor.

Pastor/a: Si disfrutamos del chisme que llena nuestro tiempo con la vida y las heridas ajenas para eludir hablar de nuestras vidas y de nuestras propias heridas abiertas, a Ti te decimos:

Congregación: Perdónanos Señor

Pastor/a: Si nuestras palabras juzgaron la vida del otro creyéndonos puros y sin mancha, iguales a Ti que justificas y redimes, a Ti te decimos:

Congregación: Perdónanos Señor.

Pastor/a: Si incapaces de celebrar tu poder transformador en la vida del otro, calumniándolo, pretendimos ensuciar lo que tu preciosa Sangre ya había lavado, a Ti te decimos:

Congregación: Perdónanos Señor.

Pastor/a: Si en vez de bendecir hemos maldecido, si en vez de orar hemos calumniado, si en vez de amar hemos quedado presos del miedo, a Ti te decimos:

Juntos: Perdónanos Señor y danos tu paz. Amén

CREDO APOSTÓLICO

CANTO: Se sugiere “ La Cruz excelsa al contemplar”

LECTURA Bíblica

MENSAJE

CANTO: se sugiere: “Oh pan del cielo, dulce bien”

CELEBRACIÓN DE LA SANTA CENA

TERMINADA LA SANTA CENA NOS QUEDAMOS EN SILENCIO Y SE ESCUCHA: Señor, ahora ya es demasiado tarde para callarte. Has hablado demasiado. s demasiado tarde para que te dejen hacer. Has luchado demasiado. Has llamado “raza de víboras” a la gente que detenta el poder. Les has dicho que su corazón era un negro sepulcro bellamente adornado a muchos líderes religiosos. Has abrazado a los podridos leprosos. Has hablado descaradamente con extranjeros vulgares. Has comido con pecadores públicos y has dicho que las prostitutas serían las primeras en el Reino. Te has complacido con los pobres, con los piojosos, con los paralíticos. Has cumplido desastrosamente tus deberes religiosos, ¡ya ni sabes lo que es guardar el día Sábado! Has querido interpretar la Ley y reducirla a un solo mandamiento: toda la Ley traducida en el verbo amar, ha sido demasiado. Ellos ahora se vengan. Ya los escuchas, vienen por ti. Han ido a denunciarte.

CANTO FINAL: Se sugiere: “Muchos Resplandores”

ENVÍO Y BENDICIÓN