Red de liturgia

Maestro, mientras este día termina y se nos va de las manos, nos damos cuenta de nuestras faltas y te pedimos perdón. Pero, de la misma forma que todos los días pedimos tu misericordia por nuestras debilidades, ayúdanos ahora a ser misericordiosos/as con aquellos/as que hoy nos entristecieron y encolerizaron, y que podamos perdonarlos. Que no permanezcan indignados y ansiosos por venganza. Complétanos de tal forma con tu amor y paz que ningún mal deseo se mantenga en nuestro corazón al buscar nuestro descanso. Y si recordamos que algún hermano con justicia se ofendió por algo que hicimos en este día de trabajo, en este momento danos la firme decisión de transformar el mal en bien, y de conquistar nuevamente el amor de ese hermano. Permite que nuestra falta de amor no tenga el poder de obscurecer tu mundo, pero danos el poder de los hijos de Dios para que reine el amor entre nosotros.