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24 de abril de 2009

La cruz dietética

Autor/es: Carlos A. Duarte

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"Que baje de la cruz ese Mesías; Rey de Israel, para que veamos y creamos."San Marcos 15, 32
Están de moda. Alimentos bajas calorías,"Light", sin colesterol, dietéticos. Están de moda los cuerpos espigados, flexibles y delgados como tallos de un trigo aún sin madurar. Sonrisas permanentes en rostros iluminados y maquillados por las luces de un estudio publicitario que vende promesas de felicidad a través de sometimiento a una moda. Moda que se impone, triunfa y somete a sus adictos en tanto sea consumida, comprada por un número significativo de personas; perdón, por el mercado.-
Comer, comprar, consumir...verbos que indican el espíritu de nuestro tiempo. Espíritu, de nuestra humanidad contemporánea, transformado en acciones tan cotidianas como consumir, comprar, comer, gastar, gastar, gastar y gastar. Medite, de un solo producto, ¿cuántas variantes para elegir? Jabón, gaseosa, yogur, zapatillas; ¿cuántas marcas para lo mismo? ¿Cuánta diversidad para un único producto? Diversidad de lo efímero y transitorio. En el perfume, el celofán, el color, la etiqueta. Diversidad de collares para sólo un perro. La obsesión de gastar se ha trasladado de nuestros bolsillos a los productos para profundizar un círculo vicioso. Sí, la obsesión de gastar ha llegado a los productos. Vaqueros pre-lavados, gastados de antemano, hasta con roturas artificiales. Alimentos "Light", consumidos artificialmente por el proceso industrial que saca de antemano lo que el producto es y lo transforma en una fantasía inocua pero cara. En nuestro afán por gastar degradamos la naturaleza de los productos a su mínima expresión para facilitar su consumo.
Algo similar sucede con la pascua cristiana. En los últimos tiempos se ha impuesto el criterio de ofrecer al consumo de los fieles una pascua dietética, de balas colorías. En ella la cruz ya no es instrumento horrendo de tortura; Jesús ya no es más la víctima de una injusticia fríamente calculada y planeada por las autoridades y Pilatos; los discípulos no traicionan ni desertan sino que desaparecen de escena para reaparecer luego de la resurrección.
El escándalo de la cruz ha sido gastado de tal manera que es fácilmente consumible por todos y apto para todos los estómagos. Cargar la cruz se ha transformado en un eslogan publicitario que no señala ningún dolor ni sufrimiento. Mientras la cruz se vente en versiones de fantasía, en el mundo de verdad las personas de carne y hueso cargan sus cruces en el camino del calvario de sus vidas. Si miramos a nuestro alrededor con ojos medianamente realistas descubriremos que alrededor nuestro existen cruces tan escandalosas como las de Jesús. El hambre insatisfecha. La falta de trabajo. Los niños pidiendo en las esquinas. Los seres humanos consumidos en la vida por una sociedad donde el consumo marca la pauta del éxito y la felicidad.
Ningún evangelista minimizó el escándalo de la cruz. Por el contrario, se preocuparon por destacar y resaltar toda la injusticia que encerraba. La frase del evangelista San Marcos arriba mencionada desnuda toda la crueldad de la lógica triunfalista. ¡Que baje de la cruz para que veamos y creamos! En otras palabras: si no es capaz de salvarse a sí mismo, entonces no puede se el Mesías. En la Pascua de hoy, como hace casi dos mil años es preciso escoger que tipo de cruz expresa nuestra fe. La cruz de bajas calorías o la verdadera. Felices Pascuas.

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