Llovía a cántaros. Y ahí estaba él, pateando la calle de un lado a otro, empujado por la gente, harta de la lluvia, que sale a hacer las compras el sábado a la mañana.
Era Dios. Por lo menos se le había ocurrido ponerse un camisón impermeable. Pero ahí estaba con su pancarta, marchando para
arriba y para abajo y entregando folletos manoseados a cualquiera que tuviera tiempo suficiente
Mi entrevista había terminado, y el otro candidato, como un paciente al que están por operar,...
Volví a ver a Dios el otro día. Lo vi "¡sentado en la iglesia!" esperando que empezara el culto....
MIRÁ PARA ARRIBA, MIRA PARA ABAJO... El otro día lo vi a Dios. De veras. Miré para arriba, y...
De rodillas Un enorme pedazo de yeso se cayó del cielorraso de la pieza de adelante. Y allí...
Una señora de mediana edad, con un pañuelo en la cabeza y anteojos, casi me pega en la liquidación...
Había tenido un día infernal. Llegué a mi casa, fría y vacía. Encendí la estufa, y sin sacarme...