Treinta monedas de plata
fue el valor de la avaricia
que Judas por tentación
mandó a Jesús al suplicio.
A veces a menor precio
nosotros también vendemos
la gracia que habita el alma
por nuestra débil sustancia.
El signo de la traición
que los hombres permitimos
en Él fue el Abandono
que luego fue redimido.
El
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