Tronco aspero y duro,
lanza.
Lanza afilada desde la mañana
que veo
chicos que florecen revolviendo la basura.
Esa soy yo, cada vez que atravieso
las puertas de madera fuerte
de la Iglesia.
Pero cuando escucho la Palabra,
vivo.
Y cuando los veo a ustedes firmes pese a todo,
me emociono-
porque yo sé
que abren
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