Red de liturgia

CLAI - Consejo Latinoamericano de Iglesias

Inicio | Quiénes somos | Enlaces

24 de abril de 2009

Un verdadero aprendizaje

Autor/es: Eduardo Semproni

Visto: 3380 veces

Un verdadero aprendizaje

Más allá de la fórmula repetida por cortesía es el reconocimiento de un gesto amoroso.

Decirlo supone madurez para darse cuenta que existe lo que está más allá de lo pactado,
de lo convenido o contratado, más allá del imperio del deber, de la obligación, de lo impuesto.

Decir gracias es descubrir al otro libre y capaz de generosidad, capaz de hacer gestos no debidos pero sí elegidos y queridos.

Es una forma de decirle al otro: “me acabas de mostrar que soy importante para ti, aunque sea en esto tan simple y pequeño.”

La palabra gracias es siempre un regalo que no se busca, se recibe con sorpresa.

Nos introduce en un mundo humano que nos emociona, nos alegra, en un mundo que no sólo “funciona” sino que “vive”.

Poder dar gracias de verdad es haber superado el egocentrismo que me hace sentir el ombligo del mundo en el que todo me es debido.

Saber decir gracias revela un corazón con sitio también para el perdón, la fiesta, lo que no es utilitario, lo bello... es decir un corazón que al madurar ha sabido hacerse pobre... en los aprendizajes muchas veces duros de nuestra vida.

En un mundo donde todo se vende y se compra, apenas hay sitio para la gratitud.

El despertar de cada mañana, el pan de cada día, la sonrisa espontánea, el apretón de manos solidario, el beso cariñoso, todo eso transforma el corazón si se contempla desde un “gracias” que abre al otro la posibilidad de encontrar en mi, gestos parecidos.

El regalo se ha convertido en un uso social programado por los grandes almacenes donde se vende de todo menos lo más importante.

Hay personas que nunca dicen gracias de verdad, sino por pura educación.

Gente que no sabe interpretar una mirada acogedora, palabra de aliento o un gesto humanizador.

Decir gracias es confesar: “me he dado cuenta que estás conmigo, que me reconoces importante para ti”

¡Cuántas veces en baches oscuros de nuestra historia personal un pequeño gesto gratuito nos emociona y conmueve!

Hacer Memoria de esos momentos nos va enseñando a balbucear de corazón nuestros “gracias”,

y suscitan una confianza vital que nace de la gratitud.

Ejercicio práctico: Observa, repasando los últimos tiempos, gestos que se te han pasado “inadvertidos” quizás por sencillos, pequeños, cotidianos... pero que merecerían de tu parte la palabra “gracias”. Cierra los ojos y viajando con tu imaginación hasta esas personas, agradécelos. Así prepararás tu corazón para que al reencontrarlas puedas decirles simplemente: ¡¡“gracias”!!.

Share

Palabras relacionadas

es, gracias, corazón, decir, “gracias”

Atras