Red de liturgia

CLAI - Consejo Latinoamericano de Iglesias

Inicio | Quiénes somos | Enlaces

24 de abril de 2009

Un modelo de oración

Autor/es: Valdo Ferrari

Visto: 4152 veces

Texto Bíblico. Lucas 11:1-13 .

Este hermoso texto tiene su paralelo en Mateo; 6:9-15 para el
Padrenuestro y 7:7-11 para las enseñanzas sobre la oración. La
versión del Padrenuestro que normalmente seguimos en la iglesia es
la
de Mateo.

Un modelo
"Señor, enséñanos a orar..." le pide uno de sus discípulos
al ver
que había finalizado su oración. La respuesta de Jesús
consiste no
sólo en darles una oración para repetir, sino también un
modelo para
que se guiaran en sus propias oraciones.
Puede tomarse por un lado como "la oración de Jesús" (y de
hecho, al
decirla oramos con él), y por eso mismo, puede también ser un
modelo
a seguir para re-construirla como nuestra . Y en esa inspiración
oramos con el Espíritu Santo. Así, nuestra oración es
claramente
trinitaria: al Padre, con el Hijo, por el Espíritu Santo.
Por cierto que es bueno repetirla, especialmente como un gesto de
unidad con hermanos y hermanas que están lejos, o de comunión
con
aquellos cristianos de otras tradiciones.
Jesús no está inventando nada nuevo con esta oración,
respecto a la
práctica de su tiempo. En el templo y en la vida privada se
hacían
oraciones espontáneas tanto como se recitaban oraciones ya
establecidas por tradición. Lo que Jesús introduce es la
concentración en pocas palabras. En el texto de Mateo
específicamente
se rechaza el discurserío hipócrita. Jesús parece decir con
este
modelo que prefiere oraciones cortas y profundas, antes que largos
discursos.

¿Porqué pidieron una oración?
Quizá los discípulos pudieran en ese momento sentir que Dios no
estaba de su lado y por lo tanto se les dice que el Señor oirá
sus
oraciones igual. Pero hay aún otra motivación: ellos tratan de
tener
oraciones magistrales, de no ser menos que los seguidores de Juan.
Sea cual fuere la intención de ellos, no debemos dejar pasar la
oportunidad para señalar que no es necesario sentirse amigo de
Dios
para que El nos escuche. En la devoción popular se suele pensar
que
Dios escucha más a quienes lo frecuentan, a las personas piadosas
o a
quienes parecen estar más cerca de la santidad que de la vida
cotidiana. En otras palabras, la frase "Dios no me va a escuchar a
mí..." o también "Ore por mí, porque a usted Dios lo
escucha..."
Aquí Jesús está diciendo que Dios va a escuchar a todos aun
a
aquellos que sienten que él no está de su lado, "que no es su
amigo".
Y en nuestro tiempo son millones los que tienen ese sentimiento.

Lo que el Padrenuestro dice:
Siempre hemos de tener en cuenta que el Padrenuestro empieza
*santificando el nombre de Dios
*clama por la venida del Reino
*se somete al cumplimiento de Su Voluntad en nuestra presencia
terrenal así como en la Gloria. ...
Y recién después pide: el pan, el perdón que reconcilia, la
resistencia a las tentaciones.
Y en Mateo se agrega *la liberación del mal.
Lo que introduce Jesús en este caso es lo familiar del trato entre
el
creyente y Dios. En general el judío piadoso tenía un respeto
por lo
divino que en ocasiones lo llevaba a sentirse alejado de Dios y a
perder de vista una relación cercana. No era extraño que por
momentos
no se atreviera a pedirle a Dios cosas que pensaba podían
molestarlo,
o que no tenían entidad suficiente para ser oídas por el
Creador.
Aquí Jesús abre la puerta a una relación familiar y cercana.
Dice que
a Dios no le molestan las oraciones de sus hijos e hijas.
Es de notar que en todo esto Jesús no contradice la práctica
religiosa tradicional sino que la profundiza en el afecto, no sólo
en
la reverencia. Dios es Padre y como tal interesado en el bienestar y
la vida de sus hijos e hijas. Pero esa distancia que ya comentamos lo
hacía aparecer como un ser a veces inalcanzable, no como un padre
al
que podemos hablarle en la confianza de que nos entenderá y que se
preocupará por nosotros.

La oración del creyente
Jesús les enseña a orar no solo dándoles un modelo de
oración sino
introduciéndolos en la confianza con que deben dirigirse al Padre.
El
problema no era que no sabían orar sino que tenían temor de
hacerlo.
Tampoco se puede decir que no reconocieran a Dios como Padre sino que
no se atrevían a tratarlo como a tal. Podríamos decir que
además los
discípulos se sentían desarmados sin una oración propia de
su
maestro. Y se sentían menos. Frente a las cosas que nos desarman y
nos atemorizan, es importante que los creyentes volvamos a
decir "Señor, enséñanos a orar". Y que esa sea nuestra actitud.
Muchos piensan "Para qué orar si Dios ya sabe todo lo que
pienso", "lo importante es el sentimiento, no el hecho de ponerse a
orar". Y así nuestro espíritu se debilita por falta de
oración. El
Apóstol Pablo lo va a decir enfáticamente, relacionando la
oración
con la sanidad de nuestras ideas y de nuestros sentimientos:
"No se inquieten por nada; mas bien, en toda ocasión, con
oración y
ruego, presenten sus peticiones a Dios y dénle gracias. Y la paz
de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y
sus
pensamientos en Cristo Jesús." (Filipenses 4.6-7)

Jesús nos invita :
-a orar
-con pocas pero sentidas palabras,
-en la confianza de que Dios nos escucha y que contestará con
panes y
no con piedras.

Gloria a Dios por Jesús, y por la posibilidad de estar en
oración con
El. ¡Aleluya! Amén.

Preparado por Valdo Ferrari (Salta, Argentina) sobre un estudio de
Pablo Andiñach

Share

Palabras relacionadas

dios, oración, jesús, es, oraciones

Atras