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Un grito en la Ciudad
Se escuchaba un grito en la ciudad, era un estruendo como el disparo de una bala, salía velozmente y resonaba en forma de eco en diferentes sectores de la ciudad. El grito, venia de la gente común y corriente que hacia vida familiar, aquella que salía de vacaciones en verano, incluso aquella gente que tenia un buen pasar laboral; este grito se llamaba “nada me falta”, era un grito extraño con olor a perfume francés y a buen vino chileno, era un grito indiferente y desinteresado.
Había en la ciudad, otro grito que se escuchaba diferente, era uno que venia con lagrimas y desesperación, su sonido era semejante al de una bomba atómica y hacia tanto daño que la gente no se daba cuenta como; este grito pedía ayuda sobre todo desde la pobreza y se hacia llamar “todo me falta”, lo extraño de este grito es que su olor era insoportable, era un grito de impotencia y angustia.
Ambos gritos estaban en la ciudad, pero no había cristianos que lo escucharan
¿Sabes porque?; porque ambos gritos eran en silencio…
Con el Cariño de Jesús
Andrés Contreras
Estudiante de Bachiller en Teología
Chile