Autor/es: Carlos Jacobs
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Un joven acudió una vez a un santo anciano y le pidió que orara por
él:
- Me doy cuenta que estoy cayendo continuamente en la
impaciencia. ¿Podría orar por mi para que pueda ser más paciente?
El anciano accedió. Se arrodillaron y el hombre de Dios comenzó a
orar:
- Señor, mandale tribulaciones a este joven esta mañana,
envíale tribulaciones en la tarde....
El joven le interrumpió y le dijo:
- ! No, no ! Tribulaciones no ! Paciencia
- Pero - contestó el anciano -, la tribulación produce
paciencia. Si quieres tener paciencia, tendrás que tener tribulación
Aporte de Carlos Jacob