Red de liturgia

1. Tengo la impresión de que Dios no está en el bullicio, o por lo
menos, aturdido,es difícil entender su voz. Dejá que baje la marea.
Tenés una horita para charlar con Él. no tenés que hacer otra cosa.
Los chicos está bien, no tenés que cumplir con ningún trabajo, ni
estás perdiendo plata, ni se te escapa el tren de nada.

2 Buscá un lugar donde te encuentres en calma, que te puedas sentir
cómodo, (que no te sientas ni observado ni al paso de otros),que
puedas encontrar la posición que te parezca más adecuada para orar
(sentado, arrodillado, recostado, inclinado sobre las rodillas, etc.)
Es bueno buscar también una posición para las manos: juntas, (la
actitud tradicional de oración), o con las palmas abiertas hacia
arriba; entrelazadas como "haciendo fuerza en la oración"

3. Tratá de sacar de tu mente (que no te revolotéen) pensamientos o
imágenes desubicadas, o sea que te alejen de Dios o que te hagan
pensar en cosas sin importancia. En realidad, lo que habría que hacer
es, como dicen los espiritualistas, vaciarse como para dar lugar a
Dios. Ayuda el cerrar los ojos, respirar tranquilo/a y despacio,
durante un rato repetir la palabra nada, o imaginar una pared blanca.
Luego se podría repetir durante un rato la palabra:
Dios o Señor, mi Dios o Señor, ten piedad.

4. Una vez en esa paz/comunión, es bueno releer el Salmo, detenerte
en sus palabras, ponerlas en tus días, hablar con Dios, preguntarle..
Fijate si podés "guardar silencio ante Dios y esperar en Él".

5. No son necesarias muchas palabras, acordate que te conoce
perfectamente y que estás mano a mano con un amigo.



Salmo 37:3-9

3. Confía en el Señor y haz el bien; y habitarás en la tierra y te
apacentarás de la verdad
4. Deléitate asimismo en Dios y el te concederá las peticiones de tu
corazón.
5. Encomienda a Dios tu camino y confía en Él, y Él hará.
6. Exhibirá tu justicia como la luz y tu derecho como el mediodía
7. Guarda silencio ante Dios y espera en Él. No te alteres con
motivo del que prospera en su camino, haciendo maldades.
8. Deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a
hacer lo malo.
9. Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en el
Señor, ellos heredarán la tierra.