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Sin el Espíritu Santo,
Dios es letanía,
Jesús es pasado
y el Evangelio una carta muerta.
Sin el Espíritu Santo,
la Iglesia no es más que una simple asociación,
la autoridad una forma de dominación,
la misión, una vulgar propaganda,
la liturgia, una conjunción de espíritus,
y la vida cristiana, una moral esclavista
¡Ven Señor, en medio de nosotros!
Tomado del Boletín de las Iglesias Valdenses del Presbiterio
Norte Uruguayo - Año 42 - N°355
