Autor/es: Stella Maris Wiaggio
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“De pronto se les apareció el ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz”
(Lucas 2:9)
Nos dice Lucas que, cuando el ángel del Señor se apareció a los pastores, “la gloria del Señor los envolvió con su luz”
El simbolismo de la escena es evidente: en la oscuridad de la noche brilla una viva luz que brota de Dios. La luz significa vida, felicidad la luz expulsa las sombras de la muerte. Es resplandor luminoso del mundo celeste, expresión de la santidad y del poder de Dios que se hace visible. Recordemos las apariciones en el Sinaí (Exodo 24:15-17 33: 18-23).-
Los pastores sintieron un gran temor ante el resplandor del poder de Dios. El ángel les dijo que no temieran porque les traía “una gran alegría para todo el pueblo. Hoy en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador que es el Mesías, el Señor. (Lucas 2:10-11).-
La gran luz anunciada por el profeta Isaías se encendió en el rostro del recién nacido: “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz...Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo...porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado” (Isaías 9:1-5).-
El que hoy ha nacido en Belén, después de años de caminar entre los suyos, anunciará en Jerusalem “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida (Juan 8:12)
Vino al mundo en carne mortal para darnos la luz de la vida de los hijos de Dios: “La Palabra era la luz verdadera...A todos los que la recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” – (Juan 1:9-12).-
Navidad, tiempo de luz, tiempo de los hijos de Dios, tiempo de expulsar las tinieblas del mal: “Ante, ustedes eran tinieblas, pero ahora son la luz del Señor.-
Vivan como hijos de la luz. Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad” – (Efesios 5:8-9)
Tomado de: “Celebremos el Adviento y la Navidad” – Editorial Claretiana – 1999