Autor/es: Stella Maris Wiaggio
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“....y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvioó en pañales y lo acostó en un pesebre , porque no había lugar para ellos en el albergue...” (Lucas 2:7)
Belén nunca había mostrado un espectáculo semejante.-
Los visitantes que, respondiendo a las instrucciones del Imperio, llegaban incesantemente con el fin de empadronarse, le otorgaban por aquellos días un ritmo y un color inusitados. Las posadas estaban atestadas. No quedaba un lugar vacío ni un espacio de silencio, excepto para quienes pudieran ofrecer a cambio suficiente dinero.-
María y José, naturalmente, no consiguieron dónde alojarse. Pero todavía quedaba alguien que se apiadara de una mujer embarazada. Un establo, el sitio destinado a los animales, bien podía servirles....Y así fue como el pesebre se convirtió en el primer cobijo de Dios entre los hombres.-
Fue Francisco de Asís, a comienzos del siglo XIII, quien reprodujo en vivo el nacimiento de Jesús. Sucedió durante el invierno de 1223 a partir de una inspiración que tuviera mientras oraba en la ermita de Greccio. Allí construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los vecinos del lugare invitó a un pequeño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores.-
La idea de revivir el Nacimiento se extendió con rapidez por el todo el mundo cristiano y pronto se pasó a la utilización de las figuras. Nápoles, a fines del siglo XV, parece haber sido el primer sitio donde se preparó el Nacimiento con figuras de barro. Tiempo después, Carlos III difundió por todo el Reino de España e Italia esta costumbre cristiana que penetró en América de la mano de los primeros evangelizadores.-
Sin embargo, las distintas escenas de Belén – la búsqueda de un techo den de María y José pudieran alojarse, el nacimiento del Niño, la anunciación del ángel a los pastores, la adoración de los pastores y de los magos guiados por una estrella – han perdido capacidad de atracción. Es decir que aquello que durante siglos, a través de representaciones artísticas, etc., movió y conmovió el espíritu y la sensibilidad del mundo cristiano, ha perdido vigencia a poco de comenzar el tercer milenio.-
Sólo a los ojos del creyente estas representaciones y escenificaciones conservan su sentido, aún cuando en muchos casos ha sido la ignorancia del mismo pueblo cristiano la que contribuyera a despojar de valor el simbolismo de esta feliz “invención”.-
Situando la mente y el corazón en la pequeña gruta de Belén, tratemos de recordar el significado de los elementos que, tradicionalmente, toman parte en el Pesebre.-
Cada comunidad podrá añadir otros en los que proyecte la vida y las inquietudes que le son propias y que quieran poner a los pies del Señor.-
Tomado de “Celebremos el Adviento y la Navidad” – Editorial Claretiana – 1999