Autor/es: Virginia Mínico
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Muchas cosas suceden en la vida, pero por unos momentos nos detendremos en la vida de una mujer.
Su nombre lo sabremos más adelante.
*Esta mujer es quizá, como tantas que viven el día y dan gracias a Dios por esto.
*Ella es madre de los propios y los ajenos.
*Ella trabaja, a veces con un sueldo, otras, con la única recompensa de sentirse útil o simplemente por un beso húmedo de alguna niña o niño que se le arroja a sus brazos.
*Sus manos pueden poner ladrillos para edificar su casa, lavar, dar de comer, secar lágrimas, acariciar, orar, buscar respuestas no siempre contestadas.
*Ella lucha en una batalla por la justicia, donde no existen más armas que las palabras, las caminatas, las vigilias, las oraciones, las esperanzas.
*Y sabe que si se multiplica en muchas otras como ella, puede cambiar al mundo, y no por simple utopía, sino de manera concreta y
contundente.
*Ella educa, y tiene plena conciencia que al compartir su saber con los otros, cría a un pueblo libre.
¿Sabes qué está sucediendo?
El trabajar cotidiano de ella, hormiga incansable, abeja laboriosa, cigarra alegre, que canta a la vida, que sigue pariendo.
El trabajar cotidiano de tu madre, de la mía, de nuestras abuelas, de muchas hijas, ¡de tantas hermanas!.
El amor de un Padre-Madre que camina a su lado y la impulsa.
Esto sucede!!!
¿Todavía quieres saber su nombre?
*Pon el tuyo................
*Pon el de aquella que conoces.......................
*Pon el de aquella que tocó tu vida.............................
*Y el de todas........................................