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Diciembre 18, 2016 – 4to domingo de Adviento(Azul y/o Morado) |
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Evangelio de Mateo 1.18-24: José, hijo de David, no tengas miedo de recibir a María, tu novia prometida: su hijo ha sido concebido por el Espíritu Santo. Ella tendrá un hijo al que llamarás Jesús –Salvador– porque él salvará a su pueblo de sus pecados; o también Emanuel –Dios con nosotros–. Y ella dio a luz a su hijo…
Profeta Isaías 7.10-14: Ahaz, rey de Judá, se niega a pedirle una señal a Dios sobre su protección por la Jerusalén sitiada. De todos modos,el Señor se dispone a darles una señal: la joven está encinta y va a tener un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel.
Carta a los Romanos 1.1-7:Los saluda Pablo, siervo de Jesucristo, llamado por Dios y apartado para el evangelio ya prometido en las Escrituras, a ustedes, llamados a ser de Jesucristo y a formar parte del pueblo santo.
Salmo 80.3-7: Oh Dios, ¡haz que volvamos a ser lo que fuimos! ¡Míranos con buenos ojos y estaremos a salvo! ¿Hasta cuándo estarás enojado con la oración de tu pueblo? |
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Seguimos en este tiempo –de Adviento hasta Epifanía–con textos del Libro de Isaías. En este caso con aportes del Dr. Samuel Almada. Hacemos un extracto-resumen de este comentario. |
Orientaciones para la predicación:
El Salmo 80 es una súplica por la restauración de la nación luego de los desastres de los reinos del Norte (Israel) y del Sur (Judá). El estribillo (vv. 4, 7, 19) expresa el clamor del pueblo hacia Dios para que “su rostro brille” (sea favorable a la súplica) y así poder volver y ser salvados de la disolución total. Se apela a la memoria histórica del Dios de la liberación, recordándole que es la “viña” que fue cultivada en Egipto, luego trasplantada a una nueva tierra, y que bajo sus cuidados las ramas y raíces alcanzaron un gran desarrollo.
Romanos 1.1-7 es el saludo introductorio de la Carta a los Romanos. En este saludo el apóstol Pablo se presenta como siervo de Jesús el Cristo, quien es el motivo y la razón de su ministerio. Allí Pablo destaca que Jesús es el cumplimiento de las promesas anunciadas por los profetas a través de las Sagradas Escrituras; que de acuerdo a las expectativas judías era descendiente de David (ver Mt 1.1 y Lc 3.23-32, y también 2 Samuel 7); y que el evangelio de Jesús está destinado a todas las naciones.
El tema central de Mateo 1.18-24 es el anuncio del ángel sobre el nacimiento de Jesús y su significado (vv. 20-21), algo que ya se encuentra anticipado en 18b. Este núcleo del relato se complementa con la cita de cumplimiento de Isaías 7.14 acerca del Emanuel (“Dios-está-con-nosotros”) en el versículo 23. Se destaca la promesa de la presencia incondicional de Dios en medio de su pueblo, que se revela en la historia a través del nacimiento de un niño.
El mensaje que el profeta Isaías le da al rey Acaz se encuadra en un complejo contexto de intrigas, conspiraciones y amenazas, políticas y militares; en un momento que el rey Acaz (de Judá) estaba amenazado y sitiado por los reyes Rasón (de Siria) y Pécaj (de Israel) que querían obligarlo a unirse a ellos para enfrentar a los asirios.
Mientras el rey Acaz preparaba su defensa le sale a su encuentro el profeta Isaías con una palabra de parte de Dios que le decía que “no tema y que no desmaye su corazón” (7.4 ss). Pero parece que el rey tenía sus dudas o confiaba más en la protección que le podría ofrecer el rey asirio; por tanto Isaías nuevamente insiste con otra palabra para que pida una señal de parte de Yavé (“tu Dios”) que le asegure que puede confiar (7.11). Finalmente, frente la persistente indecisión y negativa del rey, el profeta igualmente le da una señal de parte de Dios, que es la “señal del niño”.
Esta señal consiste en que una jovencita que está embarazada dará a luz un hijo y le pondrá por nombre “Emanuel” (Dios-está-con-nosotros), y que antes que ese niño pueda rechazar lo malo y escoger lo bueno, los dos reinos que amenazaban a Judá y que querían obligarlo a rebelarse contra Asiria, habrán desaparecido (vv. 14-16).
La imagen del embarazo sugiere que el nacimiento será inminente. En este contexto, el hijo anunciado es probablemente el futuro rey Ezequías, que fue un rey que confió en Yavé y no se sometió al rey de Asiria (ver 2 Reyes 18.5-7); todo lo contrario a su padre Acaz. Por eso también lo del nombre simbólico Emanuel (Dios-está-con-nosotros), pues significa la afirmación y la validez de la alianza de Dios con su pueblo. En todo caso, el significado del propio nombre de Ezequías = “Yavé se hace fuerte” también aporta en el mismo sentido.
Si tenemos en cuenta estos detalles se puede deducir que la señal del niño que Yavé da a Acaz por medio de su profeta, no es una señal de salvación sino de castigo para él por su infidelidad. Acaz fue puesto a prueba en su fidelidad, pero no la pasó y fue desechado. Habrá un “Dios-con-nosotros”, pero después de él; mientras tanto continuará la invasión y el desastre, de lo cual se dará más detalles en el oráculo siguiente (7.18-25).
Sin embargo, el texto ofrece un atisbo de esperanza a mediano y largo plazo, pues muestra que, a pesar de las penurias, Jerusalén se salva de la alianza arameo-israelita, y que también se salva la dinastía davídica en la línea de las grandes promesas (2 Samuel 7.9; 1 Reyes 1.37; 11.36,38; Salmo 89.21-30).
El motivo del nacimiento de un niño expresa de manera inmejorable la esperanza, y aquí también representa la presencia incondicional de Dios en medio de su pueblo. Por esta razón, el evangelio ha interpretado y aplicado este texto al nacimiento de Jesús (ver Mateo 1.23), pues es la revelación de Dios en la historia humana, “Dios-con-nosotros”.
Quizás uno de los mayores desafíos que nos plantea la palabra profética es aprender a mirar las cosas desde la perspectiva del anuncio, y no tanto desde su cumplimiento. Es desde esa perspectiva que cobra su verdadero significado la confianza en la palabra y las promesas de Dios, y en ese sentido la “señal del niño” en Isaías 7.10-16 es muy elocuente.
Samuel Almada, en los Encuentros Exegéticos Homiléticos del ISEDET, Encuentro 57, diciembre de 2004.
Orientaciones para la acción pastoral:
· Señales sí, señales no. Valoramos las señales que nos da Dios de su amor, y tenemos oídos para escucharlas, ojos para verlas. Ayudamos muchas veces a nuestros hermanos y hermanas a estar atentos a estas señales de la gracia, provisión y previsión de Dios. Ayudamos a agradecerlas. Pero no entramos en chantajes a Dios, a pedirle señales anticipadas de su favor. Eso no es fe, no es confianza...
· Es importante la confesión comunitaria en nuestros cultos, porque existen los pecados comunitarios y existen los pecados llevados como pueblo, en sentido solidario y también sacerdotal. Oramos confesando los pecados de nuestros hermanos y hermanas que nos rodean, y también los pecados de aquellos que no conocemos. Y confiamos en que Dios nos perdona y nos absuelve, a nosotros los que oramos. Lo cual no significa que quedamos impunes frente a nuestras responsabilidades por las deudas contraídas con los colectivos humanos que conformamos. Pero es importante el reconocimiento, liberador, como el perdón de Dios. Por eso cuidemos darle tiempo y tranquilidad a este momento, y que quede bien claro, bien expresado el anuncio del perdón en la fe de Jesucristo.
· Pensamos en la familias, tan ocupadas en la cena de Navidadque de repente no tengan tiempo para un momento de oración. Busquemos las oportunidades y pequeños recursos litúrgicos caseros para celebrar la Navidad de acuerdo a las edades de los chicos… Luces, velas, aprovechando los adornos del arbolito de Navidad, breves lecturas asignadas a cada chico, oraciones espontáneas… Y entonces le habremos dado sentido y profundidad a nuestros encuentros.
Orientaciones para la liturgia el culto comunitario:
Este cuarto domingo vamos a pensar en los sueños. Soñar con un Reino de Dios que se puede comenzar a vivir acá en la tierra. Soñar como hizo José, confiando en el poder de Dios, y en el amor de Dios.
Y dedicamos un lugar especial a la intercesión, rogándole a nuestro Dios que nos enseñe a abandonarnos en sus manos amorosas para dejar que los sueños ocurran y caminar hacia donde Dios nos guíe.
· Encendido de la cuarta vela de adviento
Vengan y alaben al Señor!
Nos regocijamos en Dios Nuestro Salvador.
Vengan, sabemos que nada es imposible con Dios.
Nos regocijamos en Dios, quien escogió venir y ser uno de nosotros.
Celebremos el amor del que se brindó libremente al mundo, un amor que sacia al hambriento.
El Hijo del Altísimo vino y vivió como uno de nosotros. Jesús vendrá otra vez por el gran amor que Dios tiene por nosotros. Su Reino no tendrá fin.
Encendamos la vela que simboliza nuestros sueños
Oración: Dios Amoroso, nuestros corazones están rebosantes por El Inmenso obsequio de tu luz y tu amor hacia nosotros, esperanza y vida eterna… Amén.
Recursos Litúrgicos Adviento- Epifanía 2012-2013Conferencia Anual de México
· Para la oración de intercesión:
Es tiempo de soñar nuevamente.
No porque pensemos que podemos hacer que el sueño de Dios se haga realidad
sino porque sabemos que no podemos hacerlo.
Somos como José, atrapados en situaciones en nuestras vidas
y en la vida del mundo al que Dios ama
que nos prometen a nosotros y a los que amamos nada más que sufrimiento.
Buscamos soluciones que calmen los dolores de todas las personas,
y de nosotros mismos.
Hasta por momentos sentimos que las hemos encontrado y le pedimos a Dios que nos bendiga mientras las llevamos a cabo.
Pero si somos sinceros sabemos
que aún nuestras mejores soluciones se quedan cortas.
Entonces oramos, no diciéndole a Dios qué hacer
sino confiando que Dios nos mostrará qué podemos hacer.
Oramos, no para controlar al mundo, ni los resultados, sino, como José, para abrirnos, perder el control, rendirnos en las manos amorosas de Dios, para dejar que los sueños ocurran, y caminar hacia donde Dios nos guíe.
Por eso abramos nuestros corazones, abramos nuestros corazones a nuestro Señor al pedir por…
(intercambiamos motivos de intercesión)
AdventWorship Series, DiscipleshipMinistries, UnitedMethodistChurch (Tr: L. D´Angiola)
· Canción: Soñamos
Soñamos con un mundo de justicia,
soñamos con un mundo de amor
soñamos con un mundo sin violencia,
soñamos con un mundo sin rencor..
Soñamos que en Jesús somos hermanos,
soñamos que luchamos con valor,
soñamos que está viva la esperanza,
soñamos que no existe el dolor.
Soñamos, soñamos,
porque hay que soñar,
soñamos un mundo de libertad.
Soñamos, soñamos
con pueblos hermanos
donde tu Reino se haga realidad.
Eleazar Torregloza (Colombia)
Propuesta elaborada por el P. Guido Bello y Laura D'Angiola (Temperley, Argentina).