Autor/es: René J. Trossero
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Es de necio dejar de ver, de valorar y de disfrutar lo que se tiene, para llorar y lamentar lo que no se tiene o se perdió.-
Muchas veces nos hace bien perder algo de lo que tenemos, para valorar mejor lo que somos y lo que aún nos queda.
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"El hambre se hacía sentir sobre la región. Una gran crisis económica castigaba a los habitantes del lugar. Las familias se empobrecían cada día y en muchos casos ya les faltaba el mínimo alimento diario.
Dos hombres del lugar vieron agotarse sus últimos recursos. Desesperados e impotentes decidieron acudir a un último medio.-
Muy temprano, en la mañana, se pusieron en camino, decididos a pedir limosna.
Llamaron a varias puertas. Algunas no se abrieron. Otras se abrieron para mostrar caras escuálidas, castigadas por el hambre. Y se cerraban dejándolos con las manos vacías. Y siguieron andando su largo camino de mendigos.
Así llegaron a las puertas de una casa de campo. Los perros les salieron al encuentro con sus ladridos de centinelas. Los dos
hombres se detuvieron a cierta distancia, respetando a los guardianes. Pero no querían seguir su camino porque una intuición les
decía que allí podrían tener suerte.
Los perros repitieron sus ladridos, hasta que una mujer anciana se asomó a una ventana.
Uno de los mendigos tomó la iniciativa y dijo en voz alta, porque estaban un poco lejos:
-"Somos pobres, señora. Tenemos hambre".-
La mujer desapareció de la ventana y los hombres esperaron en suspenso. Luego de un momento salió por la puerta, llamó a los perros e hizo señas con la mano, llamando a los hombres para que se acercaran.
Los dos mendigos se acercaron a la mujer.
- "Tienen suerte - dijo ésta-, justo estaba amasando pan con la última harina que me quedaba. Esperen un momento".
Entró a la casa y, después de unos minutos, regresó con dos buenos trozos de pan en la mano.-
"Todavía está caliente porque recién lo saqué del horno" comentó la mujer, y le dió a cada uno su porción.
Ellos agradecieron el gesto y se pusieron en camino. Recorrieron una corta distancia, uno de ellos se sentó y le dijo al otro: -
"Mirá, allí hay un árbol. Sentémonos a la sombra y comamos nuestro pan.
También podremos beber el agua del arroyo que corre ahí cerca."
Se acercaron al árbol y se sentaron a la sombra, ambos con su pedazo de pan en la mano.
En silencio, meditando tantas cosas. De pronto uno de ellos explotó, demostrando su ira. Arrojó el pedazo de pan al arroyo,
mientras maldecía.
- ¡Qué rabia! ¡Qué verguenza! Pensar que viví comiendo bien y ahora me dan un mendrugo de pan. Pensar que hay tantos ricos que están comiendo como reyes."
Su compañero lo miró y lo escuchó atento y cuando hizo silencio, con calma, tomó el pedazo de pan entre sus manos y dijo:
-"Gracias Dios mío, porque tengo este pan en mis manos. Gracias porque esta mujer
generosa me dió lo mejor que tenía. Gracias porque puedo comer este pan, cuando muchos hermanos míos se mueren de hambre."
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No es de persona cuerda dejar de disfrutar lo que tienes, para lamentarte por lo que te falta.
Un pedazo de pan puede ser comido como un castigo y también celebrado como una fiesta.
Todo depende del corazón de quien lo come.
Muchas veces hace bien perder algo de lo que tenemos, para que aprendamos a valorar lo que nos queda.
Un mendrugo de pan, comido con un corazón agradecido, es un manjar que alimenta a la persona. Cuando hacemos un listado de todo lo que nos falta o querríamos tener,
¿nos detenemos también en hacer el largo listado de lo que tenemos y podemos disfrutar?
La gratitud es un sentimiento que ennoblece el alma.
El agradecimiento va acompañado de actitudes
que cambian la manera de ver y vivir la reaalidad.-
En nuestros "TIEMPOS MALOS" no comparemos "para arriba", porque nos sentiremos con rabia, como elegidos por la "mala suerte".
Comparemos "para abajo", con lo que perdieron más que nosotros y nos sentiremos agradecidos y con deseo de compartir lo que tenemos.-
Fuente: "Decálogo para vivir bien en los tiempos malos"