Autor/es: Cristina Dinoto
Visto: 1872 veces
Qué alegría Señor cuando dijiste nuevamente:
¡Paz a ustedes!
Abriéndote paso ante el asombro
de tus discípulos,
mostrando las heridas de tu cuerpo,
sentado otra vez en la mesa común,
mirándolos a los ojos,
invitándolos a tocarte.
¡Señor resucitado, también estás entre nosotros!
Nos haces compañía, nos enseñas la vida
compartes con nosotros
gestos cotidianos de ternura;
Nos cambias el asombro por alegría,
La incertidumbre con certeza de vida nueva.
¡Gracias Resucitado! Gracias por mostrar
no sólo tus heridas sino tu amor y compasión,
que para nosotros son
como ríos de agua viva.
P. Cristina Dinoto (Argentina)