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Padre nuestro que estás en los cielos
Y en la tierra caminando con tu pueblo, dando aliento, fuerza y esperanza,
Santificado sea tu nombre
Con nuestras palabras, gestos y acciones en todos los lugares y caminos que recorremos.
Venga tu Reino
Tu Reino de amor y verdad, de justicia y equidad, de paz y esperanza.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mediante el poder de tu Espíritu, obrando en nuestros corazones y conciencias.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Que sea un pan grande que alcance para todo el mundo, mediante nuestras manos agradecidas y generosas.
Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.
Ayúdanos a perdonar sinceramente, encarnando el amor de Cristo manifestado en la cruz.
Y no nos metas en tentación,
La tentación de preocuparnos por nosotros mismos, sin mirar a nuestro lado e identificarnos con el dolor y la necesidad ajena.
Mas líbranos del mal
Ese que opera en medio nuestro y al que a veces le damos permiso.
Amén.
P. Maximiliano A. Heusser
Coord. Red de Liturgia del CLAI