Red de liturgia

“Gracia y Justicia” (Lc 18, 18-30)

Señor, Eterno Dios, ahora que el día termina, queremos consagrarte todo lo que hicimos, ofrecerte todo lo que dijimos, y someterte a todo lo que pensamos. Hoy escuchamos tu voz desafiándonos, y somos obligados a confesar que sentimos la tentación de irnos, tristes, de tu presencia. Sentimos que nos falta fuerza para aceptar tu invitación y dejar todo para seguirte por donde quiera que te encuentres. Nos cuesta buscar primero tu justicia. Es difícil para nosotros poner en práctica tu palabra y entender, de una vez por todas, que las personas son más importantes que las cosas, las ideas y los cargos.

Muchas veces hoy sentimos la tentación de elegir quedarnos con nuestras propiedades, nuestras opiniones y hacer arreglos políticos para conseguir o permanecer en los cargos que dan status. Pero en este momento reconocemos, humildes, que nada de eso puede salvarnos. Míranos con la misma mirada de amor con la cual, un día, miraste al “joven rico” de los Evangelios, y danos la gracia y las fuerzas para que tomemos la mejor decisión. Queremos buscar tu reino y tu justicia en primer lugar. Que te amemos más que lo que tenemos, y amemos igualmente más a las personas que nos rodean que a nuestras ideas y privilegios egoístas. Realiza en nosotros la palabra de tu gracia que dice: “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores pues que a su amado dará Dios el sueño”. (Sl 127.2). Así dormiremos en paz, sabiendo que, mientras descansamos, tú estás proveyendo nuestro sustento: mañana tu nos vestirás como vistes a los lirios del campo y nos alimentarás como alimentas a las aves del cielo. Y desde ya te rendimos gracias. Por Jesucristo, nuestro único Señor. Amén.

(Tomada del Libro de Culto de la Asamblea General de CLAI. De las oraciones completas para utilizar antes de dormir)