Dios nuestro, la realidad nos angustia y muchas veces nos paraliza. Vivimos atormentados por diferentes situaciones. Nos sentimos inseguros, indefensos, como barca azotada por los vientos.
Dios nuestro, extiende tu mano amorosa, para que en medio de la noche de nuestras vidas, podamos encontrarte, y en Ti, encontrar seguridad, confianza y salvación.
Dios nuestro, háblale al viento y al mar para que se calmen, para que como los discípulos de entonces, nosotros y nosotras podamos reconocerte como Hijo de Dios, nuestro Señor. Amén.
Maximiliano A. Heusser
Córdoba, Argentina.