Red de liturgia

Gracias Señor por la posibilidad de transmitir la vida.
Gracias por la emoción de aquel primer llanto, que quedó grabado adentro mío para siempre.
Gracias por la alegría de verlos crecer.
Gracias por las cosas que puedo enseñarle a mis hijos y gracias por las cosas que ellos me enseñan a mi.
Gracias porque en medio de la corrida del trabajo, el llevar a los chicos al colegio, el apuro de hacer la comida, me siento útil.
Ayudame a sobreponerme cuando me abruma el cansancio y siento que no puedo con todo.
Ayudame a sobreponerme cuando siento que mis hijos no son lo que quisiera que sean, y ayudame a entender que ellos son, indefectiblemente, ellos mismos.
Ayudame a sobreponerme cuando siento que no estoy preparada para dar respuestas continuamente, cuando no tengo en claro cuáles son las respuestas ni en mi propia vida.
Gracias por la sonrisa espontánea, por la sencillez, por los juegos compartidos, por las canciones que acarician el alma, por la alegría de verlos felices, por los pequeños logros, por la compañía.
Ayudame cuando siento que no soy todo lo paciente que debería ser, todo lo dedicada que debería ser, todo lo esforzada que debería ser, todo lo comprensiva que debería ser.
Gracias por el amor que puedo dar y puedo recibir, un amor tan grande que jamás lo hubiera imaginado, y gracias por la sensación hermosa de sentir que me llaman mamá.