Autor/es: Obed Juan Vizcaíno Nájera
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-Maestro,
¿Es lícito pagar impuesto
a un gobierno ilegítimo?
¿Será correcto acatar las leyes
de nuestros invasores?
¿Podrá ser apropiado
orar por los gobernantes
que nos oprimen?-.
-Muestren sus verdaderas
intenciones,
quitense las máscaras,
no caeré en sus trampas.
¿En verdad quieren saber
lo que es correcto
y lo que no es?
Muestrenme una moneda,
abran sus corazones,
sentimientos y mentes-.
-Eres un hombre sabio,
un verdadero maestro,
queremos aprender de ti,
porque enseñas con verdad
los caminos de Dios.
¿Es licito pagar impuesto
a nuestros invasores?-.
Esa moneda que me enseñan,
no es una moneda ritual
que fuera martillada en el templo,
no tiene la imagen sagrada
de la Menorah,
ni del Arca,
no es de bronce,
tampoco es rústica-.
-No rabí,
es una moneda imperial,
un denario de plata,
finamente acuñada
para conmemorar al Cesar-.
No podemos traer para acá
una moneda sagrada,
no debemos sacarla del templo,
se contaminaría
Dinos si en verdad es legal
pagar a Roma esos tributos-.
¿De quién es la cara
que está en la moneda?-
-De Tiberius Claudius Cesar,
Emperador de Roma,
de nuestra sagrada tierra
y de todo el mundo-.
-Denle al Cesar
lo que es del Cesar,
y denle a Dios
lo que le pertenece-.
-Nos haces enmudecer
con tus respuestas,
nos conoces,
sabes nuestros pensamientos,
es imposible tenderte trampas-.
-¿Quien el señor de sus vidas?
¿Acaso el rostro representado
en esa moneda extranjera?
¿Ese es el precio de ustedes?
¿El precio de un esclavo?-.
-Solo uno es el Señor
de nuestras vidas,
a él solo adoramos,
no somos siervos de nadie-.
-La prédica de sus sacerdotes,
enseñanzas interminables,
las finas y detalladas vestiduras
de sus maestros los fariseos,
las falsas enseñanzas
de los escribas,
y el orgullo de ustedes
les han hecho esclavos
de un cruel imperio infiel.
Yo soy la verdad,
la libertad de ustedes,
ofrezco vida en abundancia,
no soy una simple imagen
acuñada en un metal,
ni una estatua esculpida
en una piedra inerte.
He venido para mostrarles
al verdadero Dios vivo,
al Dios con el cual
no se negocia,
no tiene precio,
y no es moneda de cambio.
-Muestranos al Padre-.
Soy camino, verdad y vida,
no soy un simple Cesar,
que aunque adorado
como un gran dios,
tan solo es un mortal
con sus días contados
y sus pies de barro,
que sólo sobrevive
en monedas viejas
y desgastadas.
Miren al verdadero Señor,
denle al verdadero Dios
sus vidas,
lo que tiene que ser de él,
sus corazones.
Rev. Obed Juan Vizcaíno Nájera
Maracaibo - Venezuela
15 de Octubre 2017.