24 de abril de 2009
Liturgia y contexto: fundamentos teológicos
Autor/es: Glaucia Vasconcelos
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Por Glaucia Vasconcelos
Es un placer y un honor dirigir este grupo particular de teólogos litúrgicos en CETELA. Me proporciona gran gozo estar en la presencia de colegas que son parte de mi propia herencia latina. Sólo que desearía que mi Español fuera tan bueno como mi Portugués. Hay dos rectificaciones que deben hacerse: 1) Aunque este estudio ha sido originalmente hecho en Portugués, una versión española estará a disposición de los/las participantes., lo mismo que la versión inglesa porque el computador de la autora, que no habla una lengua romance, no aceptaría, por esa razón funcional, un original en otras lenguas. 2) La segunda rectificación es ésta: aunque soy del Brasil, he vivido en el extranjero ya por más de veinte años, sólo ocasionalmente visitando la familia y amistades. He intentado mantenerme al día en cuanto a los últimos desarrollos de la vida litúrgica en América Latina en general y en Brasil en particular, pero es solamente tanto como uno puede hacer a larga distancia. Estoy agradecida por las contribuciones del Dr. Nelson Kirst, quien generosamente me proveyó de cierto número de fuentes publicadas en los recientes últimos años en esta parte del mundo. Por su medio, a través de contacto personal con otros colegas, amigos, familia y la lectura de materiales de los últimos años, puedo vislumbrar el cuadro del estado de la liturgia en esta esquina del mundo. Pero solamente vislumbrarlo!
En esta conferencia, el Dr. Jaci Maraschin dirigirá lo tocante a la relación entre la adoración y la cultura desde ángulos provistos por los campos de la antropología, sociología y estética. Este estudio tratará de hacer preguntas teológicas sobre la naturaleza del calendario de la Adoración cristiana, la naturaleza de las reuniones, el significado del Bautismo y la Comunión, la naturaleza del envío, y la relación entre estos movimientos de la liturgia y el contexto cultural. La conferencia se enfocará en el Bautismo y la Eucaristía como las fuentes y el marco para hablar acerca de la contextualización litúrgica.
Perspectivas Históricas y Componentes Teológicos
Armazón Histórica.- El primer servicio reformado de adoración en el Nuevo Mundo tuvo lugar el miércoles 10 de marzo de 1557 en las playas de la Bahía de Guanabara, Río de Janeiro, Brasil. En tal ocasión, el lugar exacto donde sucedió, una isla, que se llamó 'Fuerte Coligny', y el área mayor `French Colony' (Guanabara por los indígenas y Río de Janeiro por los portugueses. Jean de Lery, History of a Voyage to the Land of Brasil, Janet Whatley, trad., Berkeley University of California Press, 1.990, pp. 29-30).
Aquel memorable servicio fue la Oración matinal. El Salmo del día fue el 5, siendo el ministro presidente Pierre Richier, uno de los tres misioneros hugonotes enviados a esa tierra a "formar la verdadera Iglesia Reformada". El que les enviara no fue otro que Juan Calvino, quien instruyó a aquellos primeros misioneros en los fundamentos teológicos, eclesiológicos y litúrgicos de su tarea. Así, ese servicio de Oración Matinal incluye una homilía, según la práctica de la Iglesia Reformada Francesa. (Lery, 32).
Richier, Villegagnon y otros se dijo que formaron la "verdadera Iglesia Reformada" primera, establecida por y mediante práctica litúrgica. Ellos establecieron órdenes plenos y servicios que se observarían diariamente y en el Día del Señor. Villegagnon fue hasta el extremo de determinar aún el servicio diario de hora nona durante una hora, y de dos horas los servicios dominicales. También determinó que los Sacramentos habían de ser administrados "según la pura Palabra de Dios", y sin añadidura humana alguna. Los antropólogos que registraron estos hechos no hicieron ninguna otra elaboración en cuanto al significado de estas determinaciones. (Lery, 35).
El domingo 31 de marzo, el primer servicio protestante de la Palabra y la Mesa tuvo lugar en las Américas, otra vez en el mismo sitio y dirigido por los mismos misioneros. Este, dice Léry, después que los ministros hubieron "Preparado y catequizado de antemano a los que había de tomar la comunión" (Léry, 37). Villegagnon por sí mismo determinó quiénes participarían y quiénes no, de la Mesa. Suspendió a los presentes no preparados, incluso al capitán de la nave que trajera a los misioneros a Brasil, considerándolos incapaces de "comprender tal Misterio". No permitiría a los que señaló como 'no aptos' ni siquiera poner sus ojos en el Pan y el Vino.
Unas pocas semanas más tarde, un gran debate se suscitó entre los hugonotes. El vino que habían traído de Francia a Brasil se había dañado. Calvino había dicho que la Comunión debía celebrarse al menos cada domingo, sin importar cuál. Qué iban a hacer? Alguno sugirió que lo mejor sería usar un sustituto local del vino. Se le envió una carta a Calvino, en la que se presentó el argumento de que si Jesús hubiera instituido la Cena en "tierra salvaje", en la que no se encontrarían uvas, Jesús habría usado el jugo de frutas local más común en el área. La respuesta de Calvino indicó a los misioneros que era más importante tener la Cena que limitarse estrictamente al Vino como la bebida para la Cena. Por lo tanto, la Comunión se celebró cada Día del Señor en los comienzos de la presencia de la Iglesia Reformada en América Latina, y un jugo de frutas local se usó en lugar del Vino entretanto que otras botellas vinieran de Francia.
Es muy significativa la correspondencia entre los líderes de estas primeras iglesias. Indican que las preguntas en cuanto a la contextualización de la liturgia han estado presentes desde los comienzos de la historia de la Iglesia Cristiana. Discusiones que no son nuevas en nuestro día. Del modo que sea, han tomado un color particular, reflejando las características de los tiempos y lugares donde han surgido las preguntas, las conversaciones tocantes a la adoración y su contexto son tan antiguas como la Iglesia misma - y tan vitales ahora como lo fueran en aquellos años del 1500 en la tierra que se conocería como el Brasil.
Los primeros misioneros a América Latina trajeron a este Continente una versión particular del Evangelio. La tradición evangélica fue traducida por estos evangelistas en los colores de su propia cultura. En muchas, sin embargo, los adornos culturales llegaron a ser más importantes a los evangelizadores que el Evangelio mismo. En las palabras de un sabio nonagenario pastor brasilero, "Nosotros tuvimos que quitarnos los zapatos de nuestra cultura a la puerta del lugar de adoración". Las iglesias en América Latina hasta hoy laboran bajo la poderosa influencia histórica de líderes significativos pero con frecuencia mal orientados, que difícilmente distinguen entre lo esencial de las buenas Nuevas y los detalles de sus propios entornos culturales. Es así, por ejemplo, que en ciertos sectores de la Iglesia Latina, uno puede hablar de la "Cristianización y Americanización" de la Iglesia, con el mismo énfasis, como si ambos vocablos significaran lo mismo.
Componentes Teológicos. Lex Orandis, Lex Credendi (Como la Ley suena, hay que creerla?). Cuando los teólogos litúrgicos se reúnen hoy día, tanto el asunto de la contextualización que afrontaron los antiguos hugonotes, como las falacias del movimiento misionero del siglo 19 siguen intimidándonos y desafiándonos. Cómo puede el tan importante asunto de la contextualización ser considerado seriamente? Es posible hablar de un patrón católico o sea universal, de adoración, sin tener en cuenta el contexto cultural en que ese patrón sigue vigente, repitiendo así las malinterpretaciones de los movimientos evangelísticos del siglo 19?
Por otra parte, es un esfuerzo (desenfocado?) localizar la liturgia en peligro de conducir a excesos en que lo antropológico, lo estético, y hasta los asuntos de mercado desbordada las consideraciones teológicas? Están nuestros intentos de contextualización conduciendo a la Iglesia hacia un entendimiento crecientemente parroquial y localizado? Es la meta por alcanzar, digamos, una "Iglesia Brasilera", más grande que darle forma a la iglesia católica, incorporando el sentido más amplio de la ecclesia en el contexto del Brasil?[1]. Estamos nosotros, en otras palabras, como les pasó a los primeros misioneros, perdiendo terreno en el énfasis natural del Evangelio, el cual tiene más amplias implicaciones para la vida y la liturgia que los localistas y parroquiales adornos de cualquier determinada cultura?
Los cristianos están limitados en y pasan a través del discurso-accionado en la liturgia. "Toda la Iglesia está y se arraiga en su adoración. (Book of Common Worship, Lousville Westminster John Knox Press, 1993, p. 5). El Vaticano II lo llamó "fuente y resumen", el lugar desde donde vida como de las fuentes de la Iglesia de Cristo fluye, y a la cual apunta.
Las comunidades cristianas (y la comunidad Cristiana) están enmarcadas por lo que dicen y hacen en la liturgia. La liturgia es lo esencial a priori de la fe. La frase sumaria lex orandi, lex credendi pide la pregunta 'qué orandis' para este lugar y tiempo particulares? Es inevitable que el reverso del antiguo dicho sumarizado también se considere verdadero: Lex credendi, lex orandis. La pregunta también sigue con credendi - cuál credendi para este lugar y tiempo particular? Hay elementos no negociables en la teología bíblica e histórica, elementos que trascienden el tiempo y el espacio? Cómo puede tomar lugar la contextualización de manera que no conduzca al parroquialismo o sucumba a las demandas culturales o a los posibles denominadores más bajos? Cuáles son los fundamentos confiables a priori para la liturgia fiel en contexto?
Pese al hecho de que tenemos una multiplicidad de culturas en el mundo, sigue siendo verdadera la proclama cristiana de que hay de hecho "una sola fe, un solo Señor, un solo Bautismo". Esto porque su sujeto y su objeto, centro mismo de la liturgia, es compartido por las comunidades cristianas de todos los colores culturales. El Calendario (ordo) básico de la adoración cristiana: reuniendo, oyendo y proclamando la palabra de perdón y gracias, bautizando, comiendo y enviando - todo en el Nombre de Cristo - son los elementos fundacionales. Los cristianos de todo el mundo, en diversas lenguas y acciones, todavía vienen a alabar a Dios en derredor de la Pila, la Palabra y la Mesa, un patrón que encuentra paralelo - no coincidencialmente - en el mismo marco de los libros del Evangelio.
Esta conferencia procura sugerir que posibles respuestas a preguntas de contextualización pueden y deberían encontrarse en un más claro entendimiento de la teología, la historia y la práctica de los dos ritos fundacionales de la Iglesia Cristiana considerados sagrados por todas las comunidades que llevan el Nombre de Jesucristo, es decir, el Bautismo y la Comunión. No obstante que algunas comuniones sostienen otros discursos-actuados como igualmente sagrados (Conformación, Ordenación, Matrimonio, etc.), los dos actos fundamentales alrededor de la Fuente y la Mesa unen y dan piso común a la iglesia católica, universal, y constituyen una base común.
La adoración cristiana tiene su propio conjunto de características culturales. Tiene un lenguaje propio, un lenguaje que proporciona un sentido de identidad personal y comunal. Gordon Latrop habló de este núcleo que da identidad: "La adoración cristiana tiene sus propias estructuras que dan identidad e interpretación mundial, y aún los significados e identidad que resultan pertenecientes a cristianos que viven dentro de muchas otras culturas (BAPTISM in the New Testament and Its Cultural Settings, in Worship and Culture in Dialogue S. Anita Stauffer, ed., Geneva: Lutheran World Federation Studies, 1994, 17-38).
El problema creado por esta construcción de la adoración que incorpora su propio 'paquete' de características culturales, es que la palabra 'cultura' puede ser usada como un símbolo sagrado de la identidad étnica, racial o educacional de uno, acerca de la cual los miembros de un grupo particular la sienten muy protectora. En tal sentido o contexto un individuo pudiera pretender: "Mi cultura se opone a tu cultura, una amenaza a mi propio sentido de identidad". Lathrop (HA DICHO):
"Liturgia y Cultura' se leerán como una especie de desafío: "Cómo es que tu Cristianismo va a tomar mi identidad en serio?' De otra parte, hay culturas amenazadas en el mundo y la humanidad sería generalmente empobrecida por la pérdida de su sabiduría específica. A veces la sabiduría litúrgico-simbólica cristiana se encuentra entre las culturas amenazadas de la presente era"[2]
A lo mejor, la adoración cristiana puede ser vista como un lugar de diálogo e interpenetración donde diversos símbolos pueden llevar y comunicar tanto el significado del mundo como la identidad de los individuos.
La Visión de una Adoración Común
Un volumen, recién publicado, de fuentes litúrgicas, tiene un título comunicativo, históricamente reconocido por varias comunidades: el Book of Common Worship de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos (PCUSA). En el Prefacio de ese volumen los editores trataron de subrayar la expresión "common worwhip". Siendo que este autor busca introducir este grupo de teólogos a la plena riqueza del intento de los editores de colocar reunida esta notable suma de recursos para la adoración, una porción del Prefacio al volumen será citada en forma extensa:
A causa de la centralidad de la adoración en la vida de la iglesia, continua reforma de la adoración es de primaria importancia en el mantenimiento de la integridad del pueblo de Dios. En una era dominada por el individualismo y el secularismo, es particularmente importante abrazar formas de adoración firmemente arraigadas en la fe y promover un fuerte sentido comunal de estar unidos con Dios, con la comunidad de fe en todo tiempo y lugar y con un mundo roto, necesitado del toque sanativo de Dios. En otras palabras, el interés por la reforma de la adoración es, por encima de todo, un interés por la renovación de la iglesia...Durante los últimos treinta años las iglesias cristianas alrededor del mundo han visto una reforma en la adoración sin igual en cualquier otro siglo. Mientras que los estilos varían entre tradiciones, el alcance de la liturgia entre las varias tradiciones cristianas está testificando una notable convergencia. Un ejemplo de tal convergencia es la obra del Consejo Mundial de Iglesias, su trabajo sobre Bautismo, Eucaristía y Ministerio y sus documentos relacionados.
La preparación de la edición de 1993 del Libro de Adoración Común ha tenido la ventaja de continuar la obra litúrgica en todas las ramas de la Iglesia Cristiana, y refleja estas emergentes áreas de convergencia. Comenzamos a reconocer que nuestra verdadera unidad comienza en la fuente bautismal. El Bautismo es ahora reconocido como fundamental a la vida de la fe, formando cristianos en fe y servicio. La centralidad de la Escritura leída y proclamada, está siendo recobrada debido en gran medida al uso del Leccionario.
A partir de la publicación de un Leccionario, abrazado en todo o en parte por una variedad de tradiciones, estamos reconociendo nuestra unidad mientras nos reunimos como uno en derredor de la Palabra.
También compartimos un Calendario litúrgico común. En la celebración de los Festivales y las Estaciones, en unidad nos reunidos y saturamos nuestras vidas con los hechos salvíficos de Dios en la historia. Nos estamos moviendo hacia la unidad en la Mesa, cuando estamos comenzando a reconocer que en creencia y en práctica es más lo que nos une en la Eucaristía que lo que nos divide. La Eucaristía, es crecientemente reconocida como central en la liturgia del Día del Señor, y hay un firme movimiento hacia su celebración semanal.
Las continuas barreras que nos separan uno de otro en la Mesa están en duro contraste con el creciente sentido de unidad, si nos entendemos en nuestro bautismo y cuando oímos la Palabra. Estamos aprendiendo que la unidad en la fuente, el púlpito y la Mesa es el verdadero camino para sanar las heridas de la Iglesia de Cristo.
Es importante reconocer que como cristianos compartimos mucho de nuestra historia en común con otras partes de la Iglesia. Mientras que las reformas del siglo 16 y los hechos de los siglos posteriores son muy importantes para limitar los modos particulares de nuestra adoración, compartimos en común con otros cristianos quince siglos de historia previa a la Reforma. Las Iglesias están comenzando a reconocer que el contexto en que somos llamados a testificar al Evangelio hoy está creciendo a una situación misionera. Este despertar está moviendo a la iglesias en una variedad de tradiciones a 'volver a las fuetes', a encontrar sus raíces en la Escritura y en el período formativo de la vida de la iglesia. Cuando reabrimos nuestro ojos a nuestros orígenes comunes, la reforma litúrgica resulta. En esta búsqueda de la renovación, que compartimos en común con otras tradiciones, que la convergencia comienza a tomar forma. En una variedad de maneras este libro refleja esta creciente convergencia. Las contribuciones ecuménicas a este libro incluyen los textos revisados del Leccionario Común y Litúrgico preparados por consultas ecuménicas. No habría sorpresa alguna que el libro, extraído libremente de varias porciones el cuerpo de Cristo, nos dé la contribución que la tradición reformada tiene para el movimiento ecuménico. El libro busca levantarse por encima de la limitaciones sectarias, incorporando la oración de la iglesia ecuménica.[3]
Queda todavía la pregunta: Qué tan común sería la oración común? Cómo puede una asamblea reunida en Medellín, Colombia, ser plenamente la iglesia local y reflejar su naturaleza católica, universal? Cómo pueden una comunidad católica romana en Costa Rica, y una de las Asambleas de Dios en el Brasil orar "en común" y qué sería de las particularidades en los idiomas, las tradiciones, la historia, la realidad sociológica y la religiosidad de estos países? Dónde se unen estos elementos en una "adoración común"?
Los patrones sociales y religiosos en muchos países han sido en gran medida enmarcados por dos "manejos rebeldes" culturales. Primero, está la marcada tendencia a seguir la guía de las imágenes y sonidos enviados por T.V. y otros medios electrónicos desde los Estados Unidos. Estas imágenes y sonidos retratan al individuo como el punto de arranque de cada esfuerzo humano. En dicho país la comunidad cuenta mucho menos que los seres humanos aislados. El individualismo y el narcisismo son los 'sellos' de la sociedad norteamericana.
Segundo, hay también una tendencia a sospechar de todo lo que se refiera a tradición o historia. Estos dos 'manejos rebeldes' culturales han enmarcado toda organización social en ese país lo mismo que a las naciones que están bajo la pesada y profunda influencia de esa nación. Desde los sistemas políticos y socioeconómicos hasta las particulares políticas denominacionales religiosas, la tradición y la historia, son vistos como males que deben evitarse. En la iglesia, algunos ven la adoración común nada más que como una bochornosa uniformidad aprisionante, que roba a las comunidades su propia identidad cultural. Otros ven la adoración común tan "común", que es, ordinariamente, la clase que rechazamos año, a favor de la clase "nueva y mejorada" o nuestro propio estilo, nuestras propias tradiciones".
La adoración común es adoración que enmarca y expresa la identidad distintiva y el estilo de vida de un pueblo común, una comunidad cuyos límites no terminan en las escalas de un particular lugar de reunión, sino que es tan amplia como el mundo y fuera de los límites del tiempo. Cuando usamos el Credo de los Apóstoles para declarar que "creemos en la santa iglesia católica y apostólica", esa iglesia incluye a Ana (Lucas 2), la que primero proclamó las buenas Nuevas, a Pablo y Dorcas en la comunidad neo-testamentaria, a Justino Mártir, Teresa de Avila, y otros de los primero siglos de la iglesia, Lutero y Calvino en la era de la Reforma, Nelson Kirst, Amilcar y otros, en las comunidades cristianas de todas partes del globo. De seguro, cuando no hay entrega a la adoración común, la diversidad puede fácilmente bautizar la división como manifiesta unidad. Pero lo opuesto es también verdadero. "Cualquier concepto de la adoración común que deje de dar ánimo y honor a la diversidad - no como excepciones a la adoración común de la iglesia, sino como evidencia de ella - sencillamente bautiza las preferencias de una parte del cuerpo de Cristo sobre las demás". (Cynthia Campbell and Fred Holper, en Praying in Common. Louisville: Office of theology and Worship, Occasional Paper No. 6, 1994).
Una oración común sólo será evidente cuando los cristianos de todo el mundo re-examinen sus respectivas eclesiologías y consideren el hecho de que hay profundas implicaciones ecuménicas en la naturaleza del Bautismo Cristiano. El maestro litúrgico Anscar Chupungco, del Instituto de Liturgia Pablo VI en las Filipinas, ha tenido gran impacto en las implicacones ecuménicas del Bautismo. Entre otras cosas, él constantemente recuerda a sus lectores y/u oyentes que la inculturación del Bautismo no meramente promovería o expresaría lo que él denomina "adhesión tribal o identidad", sino comunión con todas las iglesias cristianas unidas en un Bautismo común. [4] No solamente compartimos un Bautismo cristiano común, sino que la invitación a la Mesa es "Esta es la gozosa fiesta del pueblo de Dios. Vendrán del oriente y del occidente...!" Esa premisa escatológica se realiza cada vez que una asamblea local se reúne como parte de la ecclesia católica, la asamblea universal de Dios.
El significado más profundo de la en el palabra 'asamblea' en el Nuevo Testamento se expresa en las antiguas palabras del Martirio de Policarpo en el siglo 2º., en una obra que ofrece a los teólogos litúrgicos de hoy un buen paradigma: "La asamblea de Dios que reside en Esmirna a la asamblea de Dios que reside en Filomelium a todos los residentes en cada lugar de la santa asamblea católica". (Citado en Lathrop, Holy Peolple, 50). La "asamblea de Dios" es vista por Policarpo como la iglesia católica total, el cuerpo de Cristo total, una iglesia residente, una comprensión de ecclesia que va contra mucho de lo que se hace hoy en nombre de la contextualización. Esta es una iglesia en movimiento, yendo de reforma en reforma, por causa del mundo, pero en el Nombre y por la causa de Jesucristo. Grande y significante calificador!
Movimientos Recientes en la Contextualización Litúrgica
En años recientes un gran cuerpo de estudios ha sido producido sobre varios aspectos de las discusiones en derredor de la adoración y la cultura. Los Católico-romanos han manejado el asunto de diversas maneras, como, lo han hecho Anglicanos, Presbiterianos, Metodistas y otras comuniones. La iglesia ecuménica está vitalmente involucrada en tales discusiones. Los luteranos, sin embargo, parecen estar en la misma línea de avanzada de la investigación sobre el asunto, y han costeado gran número de consultas y conferencias para las discusiones sobre el sujeto.
En esta década los siguientes dos eventos ecuménicos y consiguientes informes son de particular significación:
El Ditchin-gham Report del Consejo Mundial de Iglesias (1994) llamó a los líderes cristianos a capacitar a las comunidades para ofrecer los dones particulares que cada comunidad contribuye a la liturgia, enfatizando el hecho de que el ordo cristiano pertenece "mas propiamente a cada iglesia local, esto es, a todos en cada lugar.". El hecho encontró continuidad y mayor desarrollo en una reunión habida en Faberges, Francia, en 1997. El Ditchingham Report fue publicado en Thomas F. Best y Dagmar Heller, en obra titulada So We Believe, So We Pray: Toward Koinonía in Worship, Faith and Order paper 171 (Ginebra, consejo Mundial de Iglesias, 1995, 5-8). 2) El Nairobi Statement on Worship and Culture Contemporary Challenges and Oportunities fue preparado por participantes de la tercer consulta internacional sobre Adoración y Cultura de la Federación Luterana Mundial, cuya reunión fue tenida en Nairobi, Kenia en 1996. Este informe fue publicado en un volumen editado por S. Anita Stauffer, Christian Worhip Unity in cultural Diversity (Geneva: Lutheran World Federation, 1996, 23-28).
La declaración de Nairobi llama a las iglesias a formular criterios para la contextualización de la liturgia en maneras basadas en principios básicos que cruzan las barreras culturales. Un pedido básico que el informe hace es a que en el misterio de la Encarnación de Dios en Jesús encontremos el modelo y mandato para la contextualización de la adoración cristiana. "Dios puede ser y es encontrado en las culturas locales de nuestro mundo... La contextualización es una tarea necesaria para la misión de la iglesia en el mundo, de modo que el Evangelio pueda ser siempre más hondamente arraigado en diversas culturas locales".[5]
La Federación Mundial Luterana reunió un grupo de expertos en el campo de la teología litúrgica, para conducir a esa Denominación Reformada en una serie de estudio sobre el tema de la adoración y la cultura. Desde los comienzos de su trabajo el equipo estableció algunos parámetros y fundamentos para lo que se propone hacer. En la primer reunión, en Cartigny, Suiza, el equipo declaró:
Reconocemos la necesidad en nuestro tiempo de hacer la adoración igualmente auténtica tanto para
La Palabra de Dios como relevante para las culturas dadas. La iglesia está llamada a continuar la tarea
Impulsiva de la reformación, de modo que el Evangelio pueda ser fielmente proclamado entre las varias
Culturas de hoy"[6]
Liturgia:
IV: Transcultural, entre Cultura y Cultura, y a-Priori
La serie de encuentros auspiciados por la Federación Mundial Luterana, antes mencionada, incluyó a teólogos litúrgicos de todos los continentes y varias naciones. El grupo identificó cuatro 'focos' a través de los cuales uno puede mirar la adoración en relación con la cultura: el transcultural, el contextual, el contra-cultural y el entre cultura y cultura. Esta conferencia trata, primariamente, de las categorías intercultura y entre cultura y cultura.
El Transcultural. Los componentes transculturales de la liturgia son aquellos elementos básicos que de hecho dan a la liturgia de la iglesia su carácter cristiano, sin importar el tiempo y lugar en que la liturgia sucede. Forman el terreno común y son las realidades Evangélicas dadas y que trascienden las realidades locales y culturales. Los elementos básicos transculturales de la adoración cristiana son: Cristianos reunidos en el Nombre de Cristo Cristianos que oyen y proclaman la palabra de Dios en el Nombre de Cristo Cristianos que bautizan en el Nombre de Cristo Cristianos que dan gracias en una Mesa de la Cena en el Nombre de Cristo Cristianos que dejan la asamblea para vivir la justicia y la gracia representadas en la liturgia en el Nombre de Cristo. Ellos hace así en encuadre básico que descubre aquellas realidades, el ordo cristiano, en un patrón de tiempo intemporal y rítmico. Estas cosas santas son las esenciales, las no negociables de la liturgia, y son transculturales. Reunión, Escritura, Lavamiento, Comida, Envío: cosas santas para el santopueblo de Dios reunido en asamblea cual fuere y donde quiere en el Nombre Jesucristo.
Martín Lutero sugirió que uno no necesita ser capaz de discernir la diferencia entre lo que es central y formativo en la Eucaristía y lo que es secundario o adicional. En efecto el llamó a esta habilidad para distinguir entre lo uno y lo otro "el arte más grande y más útil".
Estos son factores esenciales, transculturales en la adoración cristiana que deben estar presentes cuando los cristianos se reúnen si la reunión está yendo a ser la santa asamblea cristiana. Los cristianos se reúnen en el Día del Señor, con canto y oración, y en derredor de la Escritura leída y proclamada, en derredor de las aguas del Bautismo recordado y frecuentemente realizado, y en derredor de la Mesa de la Cena donde el Pan y el Vino son recibidos y ofrecidos en acción de gracias, todo el Nombre de Jesucristo. El maestro Litúrgico metodista Don Saliers llamó a la adoración "El pre-gustar de la gloria divina" y lo es! (Don. E. Saliers, Worship as Theology: a Forestate of the Glory Divine. Nashville: The Abingdon Press, 1994). La comunidad al adorar profetiza, señala el reino de Dios listo ya, aunque no todavía plenamente establecido, e impulsa a los adoradores a actuar en la actualización de ese reino.
La adoración cristiana es Trinitaria y Cristo.-céntrica. Es bíblica y es profética. Es tan contextual como ecuménica, si hemos de ser fieles a la proclama que acerca de Dios hacemos. Estas realidades están todas situadas y expresadas dentro de un marco de riqueza histórica y universalmente reconocido, por medio de un patrón reconocible y repetible de tiempo contable, y a través del cual los elementos centrales, que audible y visiblemente ponen de manifiesto la naturaleza de Dios, y que son efectivamente, acciones habladas Suyas, el Bautismo y la Comunión. Calvino lo dice sencillamente:
Desde aquí el rostro de la iglesia se acerca y llega a hacerse visible a nuestros ojos.
Dondequiera que vemos la Palabra de Dios predicada y escuchada en su pureza,
Y los Sacramentos administrados conforme a la institución de Cristo, hay, no hay
Que dudarlo , una iglesia de Dios, existiendo...La iglesia universal es una multitud
Reunida de todas las naciones, que está dividida y dispersa en lugares separados,
pero que concuerda en la verdad una de la doctrina divina y está atada por los lazos
de la misma religión....De esta manera preservamos para la iglesia universal su unidad.[7]
Tales son los elementos transculturales que identifican a una comunidad cristiana en adoración, ya sea en Brasil, Colombia, Japón, Kenia, o en cualquier otro lugar. Cómo se encarnan estos elementos en las circunstancias particulares, sigue siendo la prerrogativa de cada comunidad individual decidirlo.
Entre Cultura y Cultura. "Un Señor, una Fe, un Bautismo" - un don que los cristianos todos comparten por igual, no importa el marco cultural en el que ellos - y su liturgia - vivan. El evento más grande en una situación entre culturas es la Encarnación de Dios en Jesucristo. Basada en ese sólo hecho, esta autora prefiere la palabra encarnación por encima y más allá de inculturación y contextualización. La liturgia, después de todo, hace real la Presencia de Dios de una manera particular y concreta, de una manera encarnacional.
Alabanza, palabra, Lavamiento, Mesa, y la 'koinonía' de los santos. Según Apocalipsis, la multitud de los mártires reunida es alrededor del Trono para adorar a Dios y al Cordero. Proceden "de toda nación, de todas las tribus y pueblos y lenguas", y su alabanza se ofrece a gran voz, a una sola voz! (Apo. 7:9-17). La adoración común en el Gran Día de Dios! Cómo podemos rehacer esa realidad "común" en nuestras respectivas culturas? Cómo podemos enseñar y capacitar a nuestras congregaciones para dar a una voz los cantos, las oraciones, los lamentos, y las esperanzas de las gentes de todo el mundo si no es por medio de la liturgia?
Los himnarios contemporáneos han procurado ser fieles al añadir a los himnos históricos "tradicionales" muchos salmos, himnos, oraciones, letanías, hechos y dichos de otras naciones y cantos espirituales de todo el orbe. El Consejo Mundial de Iglesias ha sido de gran ayuda en ese proyecto. Abundan las colecciones de recursos para la adoración. Mediante la inclusión
Palabras relacionadas
es, adoración, iglesia, común, liturgia