Autor/es: Judith VanOsdol-Hansen
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De parte de la pastoral de las Mujeres, CLAI, quisiéramos ofrecer las siguientes "Lamentaciones Latinoamericanas", escritas en el estilo del Antiguo Testamento por las participantes del Taller de formación bíblica y teológica de Mujeres Negras e Indígenas. Las Mujeres sufren varias violencias diariamente: violencia cultural, racial, económica, violencia sexual y aún violencia religiosa, entre
otras.
Estas violencias forman parte de la cultura que nos rodea la violencia doméstica existe porque vivimos en una cultura que apoya,
fomenta, sostiene y encubre su existencia. Diariamente crecen las víctimas de esta violencia no reconocida.
La voz de estas mujeres merecen un lugar en nuestras comunidades de fe. Invitamos a los y las creyentes a leer estas "lamentaciones
latinoamericanas", y también a utilizarlas en el contexto del culto.
El Fruto de la Justicia será la Paz. (Is. 32:17)
Pastora Judith VanOsdol
Coordinadora, Pastoral de la Mujer- CLAI
Lo que sigue salió del taller sobre Discriminación, Pobreza y Poder de la Pastoral de las Mujeres, del CLAI junto al CMI. Este proceso de formación bíblica y teológica trabaja con mujeres indígenas y
negras de varios países de América Latina. Las palabras son de ellas y juntas escribieron un mensaje que querían compartir con las iglesias.
Lamentaciones Latinoamericanas
Lamento que la sociedad y las iglesias no valoren, ni respeten la sabiduría y la creatividad de las mujeres.
¿En quién puedo creer? ¿Cómo es posible ver tanta injusticia alrededor mío? El poder cae sobre los débiles (mis hermanos indígenas) sin darles respiro, ni la opción de gritar, ni correr.
Mis brazos caen, mi cabeza da vueltas y aquí quedo, tras las rejas del olvido, intentando gritar a un sistema sordo, sucio y sin sentido.
Lamento que nuestras antepasadas fueran esclavas, golpeadas y vendidas como animales.
Lamentamos que muchas mujeres y niñas sean pobres marginadas por personas blancas por su condición económica, que tengan
sufrimientos y que pocas mujeres participen en la iglesia porque no la dejan participar.
Dios mío, ¡Ven a liberarme! Señor ¡Ven pronto en mi ayuda!
Como mujer lamento que siempre le damos oportunidad al hombre para que estudie y se capacite, estar fuera de la casa por mucho tiempo y cuando nosotras procuramos estudiar y capacitarnos no nos entienden o
no nos dan la oportunidad. Y nosotras tenemos que procurarnos y preocuparnos por nuestros hijos, de vestirlos, velar por su salud y la mujer es sacrificada y no tiene oportunidades.
Somos mujeres, hay que pensar en la administración, sola en la casa y
el varón no puede hacer nada, pero podemos mostrar la Biblia para que podamos hacer todas estas cosas juntas porque somos seres humanos de Dios.
Lamento la muerte de millares de culturas y pueblos de todo el mundo.
Qué lamentable que los mismos cristianos no reconozcan la imagen de Dios en todos los seres humanos.
Qué difícil es trabajar con personas que, en realidad, no entienden la verdadera misión del cristianismo.
Qué lamentable es no hacer nada cuando todo está en tus manos.
Dios mío, ¡Ven a liberarme! Señor ¡Ven pronto en mi ayuda!
Qué impotencia sentimos cuando no podemos cambiar las cosas porque no me toman en cuenta por ser mujer
Qué más quisiera que nos respetaran y valoraran nuestras bases como mujeres y nos comprendieran.
Mandarme a la cocina, hacer los quehaceres de la casa y además llevar el apellido del esposo que nos lleva a ser o sentirnos un objeto de su propiedad.
Tener que pensar en las cosas minuciosas del hogar, de los hijos e hijas, esposos en todas las áreas de la vida, educación, salud, gastos del hogar, los animales y mucho más, sin nadie que me consuele.
Dios mío, ¡Ven a liberarme! Señor ¡Ven pronto en mi ayuda!
Por tanto sufrir con todas las cosas que se ven en los países:
hambre, pobreza, desprecio de ser jóvenes, madres que lloran por sus familias, Jehová ayúdanos.
Lamento que las mujeres indígenas y campesinas son asignadas a empleadas domésticas, donde, son maltratadas por otra mujer, violadas por los patrones e hijos de los patrones
Lamento, que muchas mujeres campesinas e indígenas, por las situaciones de exclusión, opresión... llegan a los prostíbulos desde
muy temprana edad.
Dios mío, ¡Ven a liberarme! Señor ¡Ven pronto en mi ayuda!
Lamento que nuestras antepasadas fueran esclavas, golpeadas y vendidas como animales.
Deseamos lamentar la manera cruel y criminal que fueron devastados, irrespetados, maltratados, muertos en la travesía del océano y continuaron a morir en la esclavitud.
Lamento, que la sociedad, las iglesias no valoren ni respeten la sabiduría y la creatividad que hay en ellas
Es un dolor muy grande ver las injusticias que les hacen a mis hermanas en Cristo en sus hogares, trabajos por maltrato familiar y psicológico.
Lamento el suicidio de la tribu Kaiwa, que mueran sin conocer Jesús como su salvador. Que mujeres, hombres y jóvenes mueran y que no le dieran valor a su vida.
Dios mío, ¡Ven a liberarme! Señor ¡Ven pronto en mi ayuda!
Lamento no poder trabajar y darle el apoyo necesario a mi familia y ayudar a mi hija que tiene parálisis cerebral ya que ella depende de mí.
Lamentamos que muchas mujeres y niñas sean pobres marginadas por personas blancas por su condición económica, que tengan sufrimientos y que pocas mujeres participen en la iglesia porque no la dejan participar.
Qué lamentable que los mismos cristianos no reconozcan la imagen de Dios en todos los seres humanos.
Dios mío, ¡Ven a liberarme! Señor ¡Ven pronto en mi ayuda!
Mujeres del Taller "Discriminación, Pobreza y Poder" de la Pastoral de las Mujeres, CLAI y el CMI en proceso de eliminación de todo
racismo, Guatemala, Julio, 2002.
Palabras textuales de las participantes.
Pastora Judith VanOsdol, Coordinadora, Pastoral de las Mujeres, CLAI