Autor/es: José Luis Casal
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EN EL SILENCIO DE LO ETERNO
Desde más allá de la era,
siento el estallido de la Creación.
Se hizo pan y vino
para alimentar seres
después de la carne
y buscarle una dimensión eterna.
Ellos,
Nosotros,
yo había perdido, fui hueso y carne,
me había perdido y fui ceniza.
Te conocí en el Calvario,
cuando tus ojos destilaban miel.
Me ofreciste pan de corazón
para que viviera
sin hambre de pecado.
Luego te perdí
por intrincados vericuetos
erizados de bayonetas florecidas.
Un mundo de pan de piedra
y vino del jamás y nunca.
Pero aun así…
¡Tú me buscabas!
y allí en el maloliente
de mi inimaginable pesadilla
cincelabas tu amor
en mi corazón de mármol,
dejando tu sagrada ternura
haciéndolo blando y dulce
mientras tu blanca voz inmaculada
me susurraba sin reproche:
“¿Por qué mi rostro no es en ti
el mismo cada día?”
Y lloraba mi inconstancia
gritando sin palabras:
“Te estoy crucificando
en cada minuto.
En cada segundo
estoy matando la verdad.
¡Perdóname tú que eres Pan y Vino
Sangre y Vida
y habitas después de la carne
y del espacio!
¡Perdóname, Padre.
Tú que vives antes
y después de lo Creado!
¡Purifícame,
OH, Santo Espíritu!
¡Quiero vivir en el silencio
de lo eterno.
Crucificado en Amor
para no resucitar en el olvido!
José Luis Casal. (Habana, 1948)
Licenciado en Teología por el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, Cuba
Tomado del libro de "Como el fuego que está siempre"