Autor/es: Neddy Astudillo
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Si nos ponemos a pensar qué dice la Biblia sobre la creación, la mayoría de nosotros recordaríamos el llamado a "dominar" y a "cuidar" la tierra en Génesis; algunos Salmos que hablan de la naturaleza y por último la historia de Noé. Más allá, no
hemos dedicado mayor estudio al mensaje "ecológico" de la Escritura.
Cuando leemos en Juan 3:16 del amor de Dios al mundo y de la misión de Jesucristo, normalmente pensamos en el mundo "humano"
y se nos escapa del pensamiento que la palabra "mundo", en griego, ignifica "cosmos", "universo".
Vivimos en una cultura antropocentrista, que nos distrae a ver el mensaje del Evangelio solamente en términos humanos.
Pero si volvemos a la Escritura, preocupados por la extinción acelerada de especies animales y vegetales; la contaminación,
deforestación, el cambio climático, las inundaciones, las armas nucleares; o simplemente inspirados por la belleza de la naturaleza; comenzamos a encontrar que existen innumerables pasajes. Unos hablan
del amor de Dios a su creación (Gn.1:31; 9:13); otros de una relación de Dios con la naturaleza independiente de los seres humanos (Jer. 23:24; 33:20; 1 R. 8:27; Salmos 19; 36:5-9; 104:24-27;
145:15; 148; Ap. 5:13) y comenzamos a ver que el Evangelio, las Buenas Nuevas en Cristo, tiene consecuencias universales (Col. 1:20; Mc. 16:15; 2 Co. 5:19).
Los profetas hablan de una creación que "sufre" y se degrada con el pecado (Is. 24:4-5; Os. 4:1-3; Jer. 3:2-5). El apostol Pablo nos dice que ésta espera "revelación" de los hijos de Dios (Rm. 8:19-23) para ser liberada del pecado y la destrucción. Joel le habla a los animales del campo y a la tierra de cultivo, prometiéndoles que
Dios hará grandes cosas y les traerá justicia y abundancia (2:21-22).
Los libros de la Sabiduría nos enseñan cómo vivir en el mundo aprendiendo de la naturaleza (Jb 12:7-10; Pr. 6:6-8); porque Dios creó al mundo por medio de la Sabiduría (Pr. 3:19).
Estos y muchos otros pasajes nos llaman a la reflexión. Nos informan de un mensaje Bíblico "integral", que incluye en su
mensaje y su misión a toda la creación.
En la medida en que nos hacemos conscientes del mundo alrededor nuestro y del impacto que nuestras vidas tienen en el resto de la
creación; nos vemos retados, como hijas e hijos de Dios, a vivir representando el amor de un Dios Creador (Ap. 4:11) y manteniendo
vivas sus Promesas de vida en abundancia (Gn. 9:17) y redención (Ef. 1:9-10) para todas sus criaturas.