Autor/es: Inés Simeone
Visto: 3428 veces
Así como sopló cuándo nos creaste.
Soplaste y nació la ¡vida!
Así como sopló cuándo el valle estaba lleno de huesos secos.
Soplaste y les diste ¡vida!
Así como sopló cuándo María se sintió "llena de vida y de gracia"
y nació Jesús.
Así como sopló cuando todo el ministerio de Jesús entre la gente
e hizo discípulos y discípulas.
Así como sopló en cada momento en que alguien que te vió, escuchó y
creyó.
Así como tocó el corazón de la gente enferma, desanimada,
Y les dio salud, esperanza y vida.
Y el Espíritu de Dios sigue soplando como en Pentecostés
¿Lo sentimos?
En los encuentros en medio de desencuentros.
En las miradas tiernas en medio de la hostilidad.
En las manos que se unen en medio de las dificultades.
En las voces que claman en medio de la injusticia.
En la comunidad de fe amorosa, justa, solidaria.
Y el Espíritu de Dios seguirá soplando.
"Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón..." (Ro.5.5)
¡Basta sentirlo y dejarlo actuar!