Autor/es: Obed Juan Vizcaíno Nájera
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(Juan 20:19-31)
Dicen que ha resucitado Jesús,
a quien creíamos sin dudar,
Mesias poderoso que vendría
a liberarnos.
Andan diciendo que ha resucitado,
a mi no me consta,
es el testimonio sin sentido
de algunas mujeres adoloridas,
que dicen haber hablado con él,
el dolor las hacia desvariar.
Mis compañeros les creyeron,
hasta dijeron que encontraron
la tumba vacía,
enloquecieron.
Me dijeron que se les apareció
el primer día de la semana,
después del sábado.
Si no lo veo frente a mí,
no lo creeré.
Debo oírlo y tocarlo,
tengo necesidad de comprobar
que lo que me dicen es verdad,
lo necesito para creer
Debo meter mis dedos
en las heridas de los clavos,
meter mi mano en su costado,
ver para creer,
sentir y tocar.
No sigan diciendo por ahí,
que ha resucitado,
quiero pruebas,
no tan sólo el testimonio
de unas mujeres en duelo.
-¡Paz a ustedes!-
No puede ser,
frente a mí Jesús
o alguien que se le parece,
frente a mí la más grande verdad
o el mayor de los fraudes.
-Toca, palpa,
soy yo-
Toqué sus heridas,
sentí sus órganos palpitar,
latía su corazón en mi mano.
Eran sus mismos ojos llenos de luz,
su sonrisa desbordante de amor,
mis ojos veían a quien mi cerebro
no lograba entender,
era el propio Jesús.
- Ya no es necesario ver para creer,
supera tu racionalidad
excusa de tu incredulidad,
otros y otras han creído sin ver.
¡Yo soy!-.
Herí de nuevo sus manos
y su costado,
con mi incredulidad,
profané su cuerpo con mi duda,
me olvidé de todos sus milagros
de todas sus palabras.
Ahora estaba frente a mí
resucitado y sonriente,
enmudecí por la sorpresa,
tan sólo pude decir
cuando llevó mis manos
con las suyas a sus heridas:
¡Mi Señor y mi Dios!
Rev. Obed Juan Vizcaíno Nájera
Maracaibo - Venezuela
19 de Abril 2017.