Autor/es: Pedro de Casaldáliga
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Al viento del Espíritu que se llevó,
en Pentecostés, los prejuicios,
los intereses y el miedo de los apóstoles
y abrió de par en par las puertas del cenáculo, para que la comunidad de los seguidores de Jesús fuera siempre abierta al Mundo
y libre en su palabra
y coherente en su testimonio
e invencible en su esperanza.
Al viento de su Espíritu
que se lleva siempre los nuevos miedos de la Iglesia