Mi recuerdo pasa por un momento en privado con mi hijo de solo tres años de vida mientras esperábamos acostados en una reposera, que el abuelo concluyera con el tan argentino asado familiar en la cena de
nochebuena.
En eso estábamos, mirando en silencio la oscuridad del cielo. La fortaleza y la seguridad del padre joven que siente en su corazón que sería capaz de hacer cualquier cosa por
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