El Señor asumió al hombre.
Sufrió por el que sufría.
Fue apresado por el que estaba detenido,
juzgado por el culpable,
enterrado por el que estaba en la tumba.
Ha resucitado de entre los muertos
y ahora grita a pleno pulmón:
"¿Quién luchará contra mí?
¡Que se acerque!
Yo soy el que ha liberado al que estaba condenado,
vivificado al que estaba
No hay recursos disponibles