Eterno Dios,
decimos buen día.
Santificado sea tu nombre.
Temprano en la mañana,
antes de comenzar nuestro trabajo,
alabamos tu gloria.
Renueva nuestros cuerpos
tan frescos como flores matinales,
abre nuestros ojos interiores,
como el sol, proyecta nueva luz
en la oscuridad que prevalece durante la noche.
Líbranos de todo cautiverio.
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