Donde quiera que las manos
se entrelacen,
donde quiera que el pan
sea partido y repartido,
donde quiera que la vida
sea celebrada a través de un abrazo,
de un mirar cuidadoso,
tu amor, oh Dios,
es como perfume de primavera,
con aire de setiembre
que anuncia el despertar de la vida,
coloreando nuestros sueños
y nuestras
No hay recursos disponibles