Pensé en el Tatita Dios
en su calidez, en su cariño de papá bueno,
en la ternura de sus cuidados.
Y como velas encendidas, las estrellas
bailaron danzas celestiales,
y al través de ellas
cual nostalgia enamorada
que observa la lluvia en los cristales,
vi al Tatita Dios gozándose
en su creación,
en los coloridos montes,
en las claras
No hay recursos disponibles