Un niño ha nacido allá en un establo.
No tiene riquezas sólo mucho amor.
Amor de sus padres, de reyes y magos
y el cariño dulce del buen pastor.
Pero en su cabeza hay un halo áureo:
el que Dios ha puesto para hacer brillar,
el que lo distingue de todo otro niño
y promete al mundo darle amor y paz.
Vienen desde lejos a rendirle honores
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