Un día lo hizo: cansada de estar sujeta
se dejó llevar
y se preparó para caer dando vueltas
en la tierra donde sabía que moriría.
Pero el viento que la separó dulcemente del árbol
la arropó en sus brazos y la llevó el alto,
mucho más allá donde jamás hubiera soñado llegar.
Otrora estaba sujeta al árbol
pero, ahora, era libre en la brisa
“Señor,
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