Mi Dios es frágil,
es de mi raza,
y yo de la suya.
Él es hombre, y yo casi Dios.
Para que yo pudiera saborear la divinidad
él amó mi barro.
A mi Dios le hizo frágil el amor.
Mi Dios conoció la alegría humana,
la amistad, el gozo de la tierra y de sus cosas.
Mi Dios tuvo hambre y sueño y se cansó.
Mi Dios fue sensible...
Mi Dios
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