En una casita solitaria, una madre estaba sentada cerca del
fuego,
tejiendo, y a su lado estaba su único hijo. En aquel momento
sopló el viento con mucha fuerza e hizo temblar la casa. El
pequeño se asustó y se acercó a su madre, buscando en ella
refugio de la ira de la naturaleza. La madre lo abrazó
contra su pecho, lo besó y lo hizo sentar sobre su regazo, y
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