Quinceañera, solo una vez,
de tul y rosas y guantes,
de perfume, fiesta y galanes,
y gratitud a Dios, dador de 15 años.
Es el paso de la niñez a la juventud,
el brinco a la madurez de ser mujer.
Mujer que no olvida el ser niña:
la risa, la alegría, el gozo de vivir.
Mujer que pasa a vivir plenamente
los desafíos del porvenir.
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