Cuando la mañana se levanta y los rayos del sol tocan a mi ventana, mis ojos se abren para saludar un nuevo día, para agradecerte, Señor, por el regalo de la vida.
Cuando en el diario laborar y el quehacer de la familia, vemos como crecemos en espíritu y amor, todo nuestro cuerpo te da gracias, Señor por el alimento de cada día.
Porque tú eres el mástil de nuestro viaje,
No hay recursos disponibles