Autor/es: Heber Cardoso
Visto: 2006 veces
“Te busco Señor”
Te busco, Señor, ahora sí, definitivamente.
Te busco, Señor.
Te busqué en las estrellas, no tanto como los sabios de Oriente, sino como el navegante que rota su brújula busca en el cielo señales de un rumbo cierto.
Te busco, Señor.
Te busqué en la tormenta, como el náufrago que cansado de nadar, busca desesperadamente un pedazo de tablón flotante al que aferrarse.
Te busco, Señor.
Te busco en tiempos de sequía y aridez, aunque confundo en mi sed, muchos espejismos con el verdadero oasis.
Te busco, Señor.
Te busco en la oración, intentando con el sonido de las palabras tranquilizar al niño asustado, o al viejo confundido que aguarda al final de nuestro sendero.
Te busco, Señor.
Te pido que me enseñes a buscarte con el instinto del recién nacido que sin saber nada de esta vida busca con su boca pequeña, la fuente de vida que presiente cercana.
Te busco, Señor.
“Te busco Señor, te ruego Señor, clamo a Ti, óyeme.
Te busco Señor, te ruego Señor, ven y escucha mi voz”.
(Del Libro de Culto de la V Asamblea Gral de CLAI)