Autor/es: Iglesias en Norueg
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Estamos en el comienzo de nuestra peregrinación. Ha llegado el momento de emprender camino.
Ser peregrino/a significa estar caminando — caminando hacia una determinada meta.
La palabra »peregrino« se deriva de la palabra latina »peregrinus«, que significa extraño, extranjera. Los/as peregrinos/as medievales vinieron desde lejos y fueron considerados/as en todos los lugares que pisaron como extranjeros/as. No obstante, peregrinar no significa ni huir de la vida ni negarla
más bien es un camino interior para encontrarse con Dios y arriesgarse a asumir la vida viva y plenamente.
La peregrinación es una vieja tradición que nos hace recordar: la vida misma es un camino con Dios desde el nacimiento hasta la muerte es un camino que procede de Dios y una senda que finalmente nos lleva hacia Dios. La vida es un proceso con Dios, con nosotros/as mismos/as y con otras personas.
Es un movimiento de emprender camino saliendo rumbo a nuevas metas. En este camino llegaremos a percibir novedades que cambiarán nuestro rumbo y nuestros pasos.
Por tanto, la peregrinación misma es tanto un camino exterior como un viaje interior, parte de nuestro camino por la vida.
Si ahora nos aventuramos a emprender camino hacia tierra extraña — sabiéndonos cobijados/as en las manos de Dios — queremos acordarnos de las promesas divinas que siguen siendo válidas para el camino por nuestra vida.
Lecttras bíblicas: Sal 23, Dt 31,8
(Textos alternativos: Gén 12,1-40 Sal 139Jn 14,1-4 Heb 11,13)
Oración
Dios, Padre celestial:
Te damos gracias porque tú proteges a aquellos/as que te buscan.
Te damos gracias porque tú guías a aquellos/as que en ti esperan.
Pedimos que tú nos bendigas cuando en este momento emprendemos nuestro peregrinaje.
Presérvanos de todo mal, nos permitas que ningún daño nos toque.
Protege nuestro cuerpo y nuestras almas.
Ayúdanos a caminar con los ojos abiertos para todo lo que tú nos quieras revelar en este camino.
Y al llegar a nuestro fin, ayúdanos a escuchar tu voz, ayúdanos a ser abiertos/as para que nuestra fe y nuestra vida se renuevan.
Dios, bendícenos y guárdanos.
Dios, haz resplandecer tu rostros sobre nosotros y nosotras y danos tu paz.
Amén.
Tomado de "Sinfonía Ecuménica", a partir de la recuperación del peregrinar en las Iglesias de Noruega.