Dios, el Creador, nos da la vida y adorna nuestros días con misericordias, bendiciones y motivos de alabanzas. Somos obra suya, obra de sus manos, perfecta creación de su corazón nacida.
Nosotr@s somos el barro, oh Señor, y Tú nuestro alfarero.
Y como tierra en justas proporciones mezclada con el agua, nos ablanda, suaviza toda aspereza y con sus manos hábiles nos trasmite su tibieza y su ser; y se mezcla y se se hace parte nuestro y se puede percibir su presencia en cada textura y en los detalles de su obra.
Nosotr@s somos el barro, oh Señor, y Tú nuestro alfarero.
Somos hechos de eternidad, pero somos frágiles y necesitamos siempre la presencia, la acción y el toque de tu mano en nosotr@s .
Nosotr@s somos el barro, oh Señor, y Tú nuestro alfarero.
Bendición:
Recibamos la caricia creadora de Dios y la acción constructora y reconstructora de su Espíritu.
Adoremos a Dios, nuestro alfarero, y que Jesús el hijo, modelo de nueva humanidad, sea siempre la inspiración de cada paso y de cada obra creadora.
Y que no deje Dios, en ningún momento, de moldearnos con su amor, de mejorarnos con su ternura y de restaurar toda grieta, toda imperfección o defecto y hermosear nuestra vida con su mano de experto constructor.
Amén.
Rev. Jorge Daniel Zijlstra (Puerto Rico)