24 de abril de 2009
Adviento
Autor/es: Juan Gattinoni
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Fin de noviembre, comienzos de diciembre, y todos los negocios se largan a decirnos que se aproxima la Navidad. En realidad, para ellos, comienza una buena temporada de ventas para nosotros, además de temporada de compras, comienza el Adviento. Ellos se preparan para vender más y mejor, ¿nosotros para qué nos preparamos?
El Adviento comienza cuatro domingos antes de Navidad. Una de las tradiciones más conocidas, posiblemente originada en Escandinavia, es la CORONA DE ADVIENTO. Ramas verdes unidas en círculo, cuatro velas moradas o violetas y una blanca en el medio. El verde símbolo de vida, unido en círculo nos hace pensar en la vida eterna, la vida que no se acaba. El morado (violeta, también), tradicionalmente ha sido referido a la espera, al tiempo preparatorio. El blanco, la pureza, directamente relacionado con el niño de Belén.
Las cuatro velas tienen cada una su significado particular. La primera está referida a la PROFECIA que cuenta el tiempo a la espera de la luz que vence las tinieblas la segunda, la vela de BELEN significa humildad, nuestro tiempo de preparación. La tercera es la de los PASTORES, símbolo de compartir la vigilia de esperanza, y la última es la del ANGEL , que anuncia el amor de Dios al hacerse hombre. Esta ha sido la interpretación tradicional. Seguramente quien prepare los cultos de Adviento podrá encontrar sin dificultad algunos versículos bíblicos que introduzcan el encendido de cada vela y de esa manera le dé sentido a la ceremonia de ir prendiendo las velas cada domingo.
Hace algún tiempo atrás se fue dando un significado más amplio a cada una de las velas. La primera representa la ESPERANZA. Se trata de la esperanza de aquellos que anhelaban al Salvador del mundo. La segunda representa la PAZ se trata del camino de paz que sólo Cristo trae. La tercera representa el AMOR , pues tanto amo Dios al mundo que mandó a su hijo único. La cuarta vela representa el GOZO, pues Cristo es la fuente de nuestra vida. El vino para que tengamos vida y vida de la buena! Supongo que, si nos inclináramos por darle estos significados a las velas de Adviento, sería bueno que tematizáramos cada uno de los cultos con estos valores. O sea, cada culto tendría como palabra generadora estos dones que nos vienen del Señor.
Me animo a hacerle una tercera propuesta, pero desde ya le digo que no es para que la realice el pastor solo o un predicador, sino para trabajar con el equipo de liturgia. Mi propuesta es que trabajemos los cuatro domingos tomando a la vida real como una parábola de Adviento. Me explico: Adviento es el tiempo preparatorio para Navidad. Nos preparamos para un nacimiento. Y bueno, hagamos eso, preparémonos para un nacimiento. ¿Cómo le suenan estos cuatro pasos? 1. El médico y el HOSPITAL 2. El ajuar: principalmente los PAÑALES 3. El NOMBRE que le pondremos y 4. Hagamos la CUNA
1. Médico y Hospital. Es el domingo de la profecía y de la esperanza, donde el texto evangélico nos habla de velar, de cuidar, de estar atentos. Así como nos preocupamos dónde nacerá, los cuidados, el médicos, la ecografía y toda la historia, de qué cosa tendríamos que ocuparnos por cuidar, por estar atentos para recibir a Cristo en nuestras vidas. Podríamos tener en cuenta en especial la intercesión.
2. Pañales. Es el domingo de Belén y de la búsqueda de la paz, mientras que el evangelio del día nos habla de Juan el Bautista y de enderezar los caminos. Los pañales nos dice que Jesús se hizo uno de nosotros, o sea que también se hacía... que tenía necesidades y dificultades como nosotros. Buscar el ajuar es, de alguna manera buscar la contención de nuestras limitaciones, nuestras faltas, nuestras cosas impuras. Podríamos tener en cuenta en especial el momento de la confesión.
3. Nombre. Es el domingo de los pastores, del amor, y el evangelio nos habla de dar buenos frutos, de no creernos nada en especial sino de hacer el bien y del bautismo de fuego. Buscar el nombre del hijo tiene que ver no sólo con como suena sino que tiene un significado especial y responde, de alguna manera, a expectativas que tenemos. Has venido a la orilla, sonriendo has dicho mi nombre. Poner el nombre, bautizar para que sea un buen hijo-a . Podríamos tener en cuenta el momento de la comunión en forma especial
4. Cuna. El cuarto domingo con la vela del ángel y del gozo y el aporte del evangelio que nos cuenta de la visita de María a Elizabeth y el salto en la panza, nos permite pensar en darle un lugar a Jesús. Hagámosle la cuna (no la cama). Un lugar donde recibirlo para que la alegría sea completa. Se trata de un lugar en nuestras vidas. Como los versos de Pedroni: haz con tus propias manos la cuna de tu hijo, etc. o si quieren: Ven a mi corazón oh Cristo, pues en él hay lugar para Ti. Podríamos poner especial énfasis en la invocación, la alabanza y el gozo de recibir al Salvador.
Sobre Navidad charlamos la próxima. Pero permítanme un última sugerencia. Sostengo que esto hay que hacerlo en grupo de liturgia para que ande. Lo ideal sería que en este grupo hubiera 2, 3 o 4 mujeres jóvenes que hayan sido mamás hace poco tiempo. Seguro que ellas descubrirán de esta parábola de Adviento detalles y cosas que a los que somos papás (y hace algún tiempo) se nos escapan.
Palabras relacionadas
es, adviento, vida, tiempo, especial